sábado, 4 de enero de 2020

Lata y pata

El día en que apareciste no nos podíamos hacer una idea de todo lo que significarías para nuestras vidas. Ya nos dejaron caer que nunca lo habías tenido fácil, por eso de ser "un perro normal" o "¿Es un poco feo este perro, ¿no?".

Pero eso nos da igual, porque tus ojos tenían mucho amor guardado dentro.

Y así fue, dimos cientos de paseos por las playas, compartimos comida, series y abrazos.

Te convertiste en muchos más que un fiel amigo. Somos uña y carne.

Eres como yo y prefieres la cama al sofá. Y de un momento a otro se te cierran los ojos y duermes siesta a la sombra. 

Gracias por enseñarme tantas cosas que algunos humanos no saben.

Gracias por impulsarme cuando yo llego tarde y triste.

Me seguirás dando tu pata.

Yo te seguiré dando la lata.

Y nunca dejarán de hacerme gracia tus estornudos.



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