Domingos de pijama, abrazos y besos. De "no quiero ir mañana a trabajar", y de "no vayas, quédate conmigo". Ojalá. Con el ancla echado en tu cama, con dolor en la mandíbula de tanto reír y planeando viajes. Terminado de encontrarte las cosquillas. Haciéndome soñar con tus canciones de chica soñadora mientras me las cantas entre susurros. Sintiéndome feliz a tu lado. Notando que las horas vuelan contigo, y que sin ti son una lenta cuenta atrás. Abriendo los ojos a escondidas, apoyado en tu hombro mientras te contemplo y vuelvo a preguntarme dónde te habrás escondido todos estos años.
Otro domingo que no merece que llegue mañana.
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