Cuando se nos mueran los maestros,
tendremos que aprender a seguir aprendiendo.
Habrá que superar el miedo a las alturas,
tratar de no ser su caricatura.
Cuando se nos mueran los maestros,
habrá que administrar el grano en el invierno.
Fingir que no sabemos las respuestas,
dormirnos sin dejar la puerta abierta.
Habrá que terminar lo que empezaron,
quizás que perdonar lo que fallaron,
calmarnos para ver algún rasgo en los ojos,
que puede que tal vez quede en nosotros.
Y cuando se nos mueran los maestros,
nos tocara inventar nuevas reglas del juego,
equilibrar la fuerza y el cariño,
envejecer para sentirnos niños.
Habrá que terminar lo que empezaron,
quizás que perdonar lo que fallaron,
equilibrar la fuerza y el cariño,
envejecer para sentirnos niños.
Habrá que terminar lo que empezaron,
quizás que perdonar lo que fallaron,
calmarnos para ver algún rasgo en los ojos,
que puede que tal vez quede en nosotros.
Rafa Pons
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