Es increíble como las historias que muchos publican en Facebook como verdaderas tragedias, hacen inspirar a un intento de escritora como soy yo. Vaya por delante que los sentimientos de cada uno, son libres y totalmente respetables.
Pero qué fácil es sufrir por un amor de dos meses, qué fácil es contar un drama en tu muro de Facebook, qué fácil es ir llorando a todo el mundo porque lo único que quieres es un poco de atención. Es tan fácil....
Seguramente dos meses, en los que no hay nada, absolutamente nada, no se podría comparar a auténticas historias de amor de años, de viajes románticos, donde tu día a día era él... o ella. Dónde a cada momento, tu pareja formaba parte de los planes rutinarios. Simplemente en cada hora del día, estuviesen juntos. Lo más seguro, es que si miraras atrás en el tiempo, en todos tus recuerdos aparecería su figura, su esencia, ella... o él.
Hacemos una tragedia de un grano de arena. ¿Hacemos o lo hacemos para que los demás lo vean? Esa pregunta siempre quedará en el aire.
Vuelvo a decir, que cada persona es libre de sentir, y que en muchas ocasiones, una noche con una persona es mucho más intenso que una vida con otra. Pero si a esa vida la quitas los protagonistas, nada sería igual.
Valoren lo que de verdad importa, no cuenten sus vidas a través de las redes sociales, dejen una parte para vosotros, al fin y al cabo, nuestras experiencias son las que nos hacen ser como somos. No vivan de cara al público, porque el público se acaba yendo al final de cada función, nadie te espera entre bambalinas, nadie se cree lo que al parecer es una farsa. Nadie... te acabará creyendo.
Piénsenlo... Vivan como si fuera vuestro último día de vida, valoren lo que de verdad importa, aquello que podría cambiar su vida, no depositen tanta importancia en personas o acontecimientos que llegan, pasan y se escapan.
Patricia Izquierdo Díaz
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