martes, 18 de febrero de 2020

El pollito

Un día intenso como os decía, o una semana, y ¡sólo es martes!

Estamos celebrando en el cole el carnaval. Cada día vamos de una cosa disfrazadas, y ser tutora de 20 enanos cambia todo. Tienes que estar pendiente de absolutamente todo. Repetir a los padres las cosas mogollón de veces, reuniones, camisetas, pinturas, disfraces, rincones, carteles, decoraciones, ¡para una semana!

¡No me da la vida! 

Y hace dos días estaba tomando el sol en mi Granada, esa ciudad en la que sí encontré el color especial hace dos años, y esta vez aún más. He ido con el ingeniero. ¡Mi pollito! El pollito que ya me declara su novia a los cuatro vientos. Y... No sé si debería hablar de esto en el blog, aunque sé que ni lo lee, ni tiene intención. Y yo no he vuelto a sacar el tema, prefiero que sea así y que crea que todo lo que escribo son los pies de fotos de Instagram. 

Como os decía ha sido un viaje bonito, simplemente por el hecho de que Granada lo vale, y viajar es mi afición favorita. Y bueno, la compañía no ha estado mal, de hecho, me ha sorprendido mucho para bien. 

Pero ha sido llegar a Madrid, a mi mundo, a mi rutina, a mi vida, ¡vaya! Y me he caído del guindo. No sé, ya no lo veo tan bonito como lo veía en Granada... Me pareció ver un unicornio de color rosa a lo lejos y pequeñas mariposas revoloteando por la Alhambra, pero... ¡serían mosquitos!

Lo estoy intentando. Estoy intentando llegar al nivel de sus sentimientos, a sentirme cómoda haciendo planes de futuro. Hablamos de Semana Santa y mi cabeza voló a Lisboa. ¿Soy yo? ¿Es él? ¿Somos los dos? Sé que soy yo. Que no estoy centrada en nada ni en nadie. Que he conseguido tener una rutina donde los meses y el tiempo vuelan pero sin ningún tipo de sentido. Me he conformado, me he sentado a ver qué pasa, a tener una vida estable, sin más. Y yo no soy así. Soy una loca. Me gusta viajar, aprender, descubrir sitios, salir, entrar, subir, bajar... ¡sentir! Soy de extremos, de tristezas enormes y de alegrías infinitas, de sentir intensamente... Y hace mucho que dejé de hacer cosas con emoción. Soy un robot que hace los planes establecidos por otros... ¿Quedamos? Pues sí. Que no te dicen nada, pues oye, casi mejor. No sé explicarme...

Pero acabo de llegar a casa de estar con él, y solo asoman dudas a mi cabeza. No sé si es el día que lo tengo torcido o... ¡no sé! Pero mi cabeza está que echa humo. ¿Serán los resultados de mañana? Y he terminado en casa del Bollo... Se supone que tu "pareja"debe ser tu mayor apoyo, y cuando tengo un día así, acudo a mi amigo de siempre. Porque es cierto que el pollito sabe nada de la misa, la media. Prefiero mantenerle al margen de los problemas familiares, por ejemplo. Ya que su respuesta cuando le conté algo, sólo algo... fue...: "cuídate". OK. Gracias... (imaginaros mi cara). 

Todo el mundo apoya esta relación porque es un buen chico, ¡y es cierto! Tiene lo suyo como todo el mundo, pero... no soy capaz de sentir nada más allá del cariño, respeto y bueno, que me aporta tranquilidad y estabilidad. Quizás necesito tiempo, pero estoy con él desde noviembre... son unos cuántos meses ya. 

No voy a darle más vueltas. Por hoy ya está bien. Necesito descansar. Necesito que el Bollo me de cenar y me de los regalices rojos del mes... Y prepararme para lo que viene mañana.

Buenas noches, ventanitos.

Patri Izquierdo Díaz


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