miércoles, 12 de febrero de 2020

Larga vida a estas noches de adrenalina

Hace mucho tiempo que no le tenía entre mis manos.

Él os podría contar miles de historias, ha pasado por muchas cosas, muy interesante. Hacerme caso. Pensé que jamás le volvería a sacar a correr. A hacer eso que tanto nos gusta. Al Bollo, al gitano y a mí. ¡Vaya trío que nos hemos juntado!

Volver a sentir la adrenalina, volver a cruzarme en las rotondas. Sentirme vigilada por su retrovisor, cuidada por el que va detrás. Acompañada, segura y feliz, muy feliz. La gasolina corre por mis venas. Lo motores mueven mi corazón. Las ruedas y los derrapes me hacen volar... Y el freno de mano, ¡Ais, el freno de mano! La música a tope, pero no muy alta, que suene el rugido... ¡Qué vibre mi mosquetero! ¡Viva Alejandro Dumas!



Los pelos de punta porque el camino se acaba y aún no has frenado. Y frenas, y giras... y derrapas. El coche a dos ruedas y el corazón late deprisa, más deprisa... Más... Mucho más. Y es mejor que un orgasmo cuando las cuatro ruedas aterrizan en la calzada. 

No dejaré que pase tanto tiempo. No dejaré de hacer las cosas que me mantienen viva. Esas pocas cosas que me reaniman, que me devuelven los sentimientos que creí perdidos, que se llevaron, que me quitaron... El coche es mi pasión... 

Y ahora... ¿las motos? 


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