lunes, 3 de febrero de 2020

Querida Belén

Esta carta lleva mucho tiempo en mi mente. De hecho, quiero escribir una a una a todas mis amigas. Y no sé por qué siempre sales tú la primera. Será que para lo bueno y para lo malo, eres muy intensa, me das tantas alegrías como disgustos.

No quiero hablar de estos meses que han pasado, no lo he hecho, y no lo voy a hacer ahora. Supongo que sabes que no me expresado en el blog sobre este tema en absoluto, por motivos que tampoco voy a revelar hoy. Para mí, está olvidado, he pasado de página. No sé qué sentirás tú, pero he aprendido a callarme muchas preguntas, las cuales sus respuestas pueden doler. Así que no quiero saberlo... creo. La curiosidad mató al gato.

No te voy a escribir lo mismo de siempre, que te quiero, que gracias por todo... No, he dicho que he abierto nuevo capítulo, y en este momento tú eres la protagonista. Sabes perfectamente que mi blog está abierto siempre que quieras escribir en él.

Para aquellos, que nos leen, decir que ha tomado una decisión que cambiará tanto su vida como la nuestra, la de los que la rodean. Yo me alegro mucho por ella, porque me parece una decisión decisiva, valga la redundancia. Cambiará su punto de vista en la vida, seguro, cambiará ella, cambiará hasta las calles por las que paseé. (Si ella quiere contarlo, lo hará).

Es un punto y a parte en su vida. No es un capítulo más, no. Es un nuevo libro que empezará a escribir este verano, bueno no... Belén, hoy lunes ya ha empezado. Te voy a dar mi visión de las cosas. Lo que yo siento. Pase lo que pase, por muy lejos que estemos en todos los sentidos. Siempre voy a estar ahí, removiendo todo lo que tenga a mi alcance para saber que estás bien, que si me necesitaras para cualquier cosa, voy a estar ahí, siempre. Te lo repito: pase lo que pase. Siempre.

La ecuación es sencilla. Pero estos meses me he dado cuenta de algo. No se puede dejar de querer a alguien en un par de días. Que si el amor y el cariño, es real. Es puro. Que dos horas y media no son nada si necesitas un abrazo, un beso, una conversación o un paseo. Sé que estás muy bien rodeada, que tienes muy buenas amigas. Lo sé. Pero te he dicho que te iba a dar mi opinión, y que me tienes, y me tendrás siempre. 

Me encanta estar en esta decisión para ver una vez más lo valiente y aventurera que eres, como a pesar de todo, piensas que poner tierra de por medio es la mejor solución a muchas cosas que te quitan el sueño. Yo te apoyo en cualquier decisión que tomes y creas que es la adecuada. Tenemos unos cuántos meses aún... Tenemos tiempo, no todo del mundo como pensamos muchas veces o damos por hecho.

Voy a ir terminando que sino esto se alarga, pero si me necesitas, voy a estar ahí, siempre. Aunque las cosas no vayan bien, pero es lo que tiene querer a alguien... Tú lo sabes, aguantas tanto el cariño como el dolor de muelas que te pueden dar. ¡Qué te voy a contar que no sepas de ello!

Hasta aquí tu carta.

P.D. Seguramente continuará...

Patri Izquierdo Díaz




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