Desde mi ventana, veo a la gente que va y viene con prisa, sin fijarse en nada, sólo en su camino y ni siquiera, ¿en qué estarán pensando? Madres que tiran de sus hijos para que anden más rápido. Porque eso es lo que nos enseñan, a vivir rápido, a llegar antes que otro, a no plantearnos nada, a ir por inercia por la vida. ¿Qué queremos realmente? ¿Lo sabemos?
¿Hemos tenido tiempo de pensar en lo que de verdad queremos hacer y en aquello que nos hace feliz?
Seguramente no, porque no tenemos tiempo y obviamos que lo que realmente va deprisa y no para... Es el tiempo, es la vida.
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