Tiemblo, porque temo
a la fuente de los labios
que un día bebí;
al calor de las manos
que fueron mar de caricias y delirios.
Y tiemblo si no lo tengo;
si no lo siento, si me sostengo.
Tiemblo, y van por dentro,
dudas cortantes, ganas de más.
Y me encojo por dentro;
y se apagan mis miedos,
cada tarde de reloj,
cuando soy la espalda de la voz.
Es tu piel marea viva
que juega con la arena de mi espalda,
que dibuja versos en mi orilla.
Tiemblo, y temo, porque siento,
porque voy sin salvavidas,
directa al torrente de tus ojos,
y es mi vida esta tormenta incierta que hoy alumbra.
Tiemblo a cada caricia, al suspiro perdido,
a la voz en el silencio,
al querer y no saber.
Y tiemblo si no lo tengo;
si no lo siento, si me sostengo.
Y si hoy tiemblo, ven,
que no hay vida firme,
ni mar sin arena, ni dudas infinitas.
Que si tiemblo, es porque no sé
mirarte sin temblar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.