Miro el móvil... dos llamadas perdidas. Miro la hora "Uff solo han pasado cinco minutos desde que me llamo la última vez... voy a esperar". Que tontería, ¿no? Pero bueno, el ORGULLO...
Me meto al WhatsApp y me excuso... "Perdona, no he escuchado el teléfono". Mentira. Vi como me llamabas, pero para que no pienses que me muero por ti no lo he cogido (orgullo otra vez). Y sonrío porque antes de bloquear el móvil... vuelve a salir tu nombre en la pantalla... Reconozco que vuelvo a sonreír como una tonta, me tiembla el pulso y me late fuerte el corazón. Pero por ORGULLO intento que no se me note.. así que... Descuelgo con un... "¿Qué te pasa?"... como siempre. Ni hola, ni un ¿diga?, ni un ¿quien es?... Si sé perfectamente quien esta al otro lado de la línea.
Es la persona que lleva tres meses volviéndome loca. Suena desenfadado, sé que te resulta divertido, te ríes y me respondes... "¿Qué te pasa a ti?". Así empiezan nuestras conversaciones... Ninguno dice que teníamos ganas de hablar... ¡al contrario! Nos picamos negándolo todo. Y ¿la verdad? No sé si es porque tú también eres orgulloso o es que es nuestra manera de querernos.
El caso es que tú a mí sí me lo echas en cara... Después de unas cuantas tonterías sin venir a cuento... Sueltas sin más, "¿Por qué no me coges el teléfono?"... "Porque eres una orgullosa". Te respondes tú solo, sin yo decir nada... te escucho sonreír mientras me lo dices... aunque sé que mi orgullo, hay veces que te hace gracia porque tú lo eres en menos proporción, otras te supone un problema... Y yo ¿qué hago? Sonreír y negártelo aunque en el fondo sé que llevas razón... Soy una orgullosa.
Considero el orgullo un defecto enorme. Por culpa del orgullo se pierden muchas cosas, y muchas personas, que es aún peor. El orgullo te hace ser frío, te hace mirar para otro lado cuando el corazón te grita. Te quita de besos, abrazos y palabras bonitas que muchas veces ahogan por tragártelas... Y en cierto modo, te hace vivir enfadado, alerta, y te recuerda constantemente porque no pasas pagina. Te estanca. Te niega a pedir cosas que necesitas... Y aunque avanzas dejando de lado eso que te hace ser orgulloso, nunca lo olvidas. Por eso creo que se da la mano con el rencor. Otro de los mayores defectos que puede tener alguien. Otro, que también tengo.
Si es tan malo... os preguntaréis... ¿Por qué lo soy yo? Los defectos se pulen para mejorarlos. Pues sí, es así. Y yo lo intento, pero no siempre me sale. Aunque me trae muchos quebraderos de cabeza, el miedo a que se rían, a quedar mal, el miedo a ser débil... me hace ser orgullosa sin quererlo. No me excuso, pero lo utilizo como mecanismo de defensa. Y aunque lo paga gente que no tiene por qué, es sin querer.
Mi madre dice que soy así desde pequeña, que me viene de familia, yo creo que me han hecho ser así. Puede que formara parte de mi personalidad, pero se ha ido forjando con la situaciones vividas. Y hay momentos en los que no sé ser de otra manera.
Tú, señorito de pueblo, lo estás pagando. Bueno, lo estamos pagando los dos. Tengo activado el botón del orgullo a todas horas... cuando quiero ser cariñosa no puedo, porque mi orgullo no me deja. Cuando no tengo que enfadarme, mi orgullo me hace pensar mal. Cuando quiero saber de ti o simplemente quiero verte, me callo y espero a que lo digas tú. ¿Por qué? Porque mi orgullo no quiere que me arrastre. Mi orgullo intenta que no me arrastre, que no sea menos, que no dé en exceso, que reciba antes de dar... Son errores muy grandes, pero me evito sufrir.
Aún así, tengo que tirar un dardo a favor de mi orgullo, y es que me ha sacado de la boca del lobo muchas veces. Todo tiene un límite y hay veces que el amor propio se queda por ahí, olvidado. Pero el orgullo nos lo recuerda. Y cuando actúa... vuelves a ser tú. Aprendes a ser fuerte. Valoras de otra manera. Y para mi, todo es mas intenso. También puedo decir, no estoy orgullosa ser orgullosa, pero no me disgusta mi forma de ser. Y la gente que me conoce, sabe llevarme. Tienes tarea chati, a pesar de mis defectos, soy todo amor.
Belén Triguero Guijarro
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