Me dices que yo nunca te he querido,
que sólo fuiste un mero pasatiempo,
y lloras agarrándote el vestido,
y lloro yo también pero a destiempo.
Miraste mi teléfono a escondidas
buscando explicación a mi silencio,
si callo es porque tengo mil heridas
que, a veces, si las cuento las potencio.
Asumo mis errores, los conoces,
mi pálida tristeza, mis complejos,
mis celos, mis angustias, mi torpeza.
La única verdad que desconoces
empaña lo que soy en los espejos:
Te quise de los pies a la cabeza.
Luis Ramiro
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