domingo, 29 de septiembre de 2019

Polvoranca

Que larga se me está haciendo la tarde. Así que, qué mejor que venir a dar de comer a los patos, a las ocas y a todo bicho que por Polvoranca habita. Un momento sola, de reflexión, con mi móvil y mi blog. Necesitaba dar unas cuantas vueltas al lago. Correr, salir corriendo, siempre con prisas, siempre estresada. Pero aquí desconecto. No conozco a nadie, y mirando las horas que son, dudo que venga algún conocido. Sobre las cinco ya volveré a casa, el parque se llena de niños y familias felices con sus bicicletas.

No quiero felicidad a mi alrededor, quiero estar sola, desconectar de las redes, pensar en que mañana es lunes y que hay que colocar todas las sábanas de las cunas, los pañales, que este no tenía y a ver si los trae, otro que viene de la playa y a ver qué tal se queda, una moto se nos había roto por lo que habrá que sacar un triciclo... Mi mente no descansa, soy una adicta de mi trabajo. Me encanta como he dicho anteriormente.

Pero hoy en casa no aguantaba ni un minuto más. He intentado echarme la siesta. Pero mi cabeza ha empezado a echar fuego como un volcán, y he salido a airearme. No pensar, Patri, me repito una y otra vez, no pensar. No pienses, que después duele la cabeza y la tripa. Me he mirado al espejo y me he visto más gorda, más chicha donde hace unos días no había, me he probado la ropa nueva. No sé, me veo fea, me veo rara. ¿El pelo? ¿Las ojeras ya instauradas en mi cara para siempre? Hoy no me veo bien. Y me pongo nerviosa. ¿A quién llamo? A nadie, ya no hay a nadie a quien llamar, así que, aprende a  estar sola, me repito. Y sola estoy, sentada en un parque rodeada de animales. Echándolos de comer pan duro. Sin pensar en nada más que en mí.

Si estoy gorda, ¿qué? Pues nada. Lo estoy. ¿Y si estoy fea? Me da igual. Soy así, y seguro que hay un roto para este descosido. Y diréis, vaya pájara te ha dado, muchacha, y sí. Es que hoy he comido con mis padres, y ayer pasé el día con ellos. Todo afecta... Y no quiero contar más porque me pondría a llorar y estoy en un parque con público. Mis gafas de diva no conseguirían tapar todo lo que hay debajo.

Hay días, que os juro que me como el mundo, pero otros... me come a mí, y prometo que soy fuerte y puedo con todo sola, no necesito a nadie, pero el tema "padres" me cuesta un poco más. Así que, ¿por dónde iba? ¡Ah sí! Me metieron seis baberos la semana pasada, les sobraba uno, ¿se lo metería en la mochila o lo tendré en clase? Las niñas van a empezar con el orinal esta semana hay que ir quitando pañales a la de ya y el chupete únicamente para las siestas... bla, bla, bla, bla...

Patri Izquierdo Díaz


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