Deja Vu

He cogido en Vallecas la M40 para volver a casa. Y en la incorporación lo primero que he visto ha sido una moto tirada en medio de la carretera, rodeada de una furgoneta de la Guardia Civil y dos ambulancias. El cuerpo del motorista, el bulto, estaba allí tapado con una manta amarilla metalizada. He frenado, casi he parado. La moto estaba en la misma posición que estaba la tuya Alejandro. La imagen que he visto, podía haber sido la tuya hace seis años... Solo que tú tuviste más suerte que él.

Se me han puesto los pelos de punta, no podía dejar de mirar aquella imagen que tenía en frente de mí. Y no podía dejar de pensar en ti. Recuerdo ese día perfectamente. Estaba en clase, en el Grado Superior de Educación Infantil, era noviembre, empezaba a hacer frío... Cuando me llamaron. Tendrías que tener mi número el primero, sino... pero bueno, el caso es que me dieron una de las peores noticias. Llevábamos apenas un año, ¿no? No llevábamos mucho, pero me daba igual, acababas de instalarte en Madrid. Y ya sabes que vuelo por los míos a donde haga falta. Y allí aparecí. Pocas esperanzas para que volvieras a andar, a correr, a mover las piernas... Traumatismos en la cabeza. Estabas hecho un puzzle y había que montarte. Menos mal que pasó... Se quedó atrás, y estás perfecto, más que perfecto. ¡Vas enamorando a quien te mira!

Pero hoy se me ha venido a la cabeza todo. Y te echo de menos... Espero que estés disfrutando mucho de Nueva York. Desde mi ventana veo que está cayendo el diluvio universal, así que hoy me quedaré en casa, además de que los niños me han absorbido toda la energía y no puedo con mi vida... Necesito muchos masajes y muchos mimos, deberías volver ya...

Mañana sí que tengo un súper planazo para Silvia que fue su cumpleaños la semana pasada... Y tengo una sorpresa para ti... ¡Me ha cambiado de look! No te digo más. Te va a encantar. Lo dicho, cariño, disfruta de la ciudad de los rascacielos.

Patri Izquierdo Díaz