sábado, 23 de noviembre de 2019

Continuará...

Os tengo totalmente abandonados, pero es que mi vida a veces me supera. No paro un momento en todo el día, y creo que voy a dejar algún trabajo porque la pérdida de kilos es evidente, no comes bien, no piensas bien, no descansas, y realmente creo que me están superando todos mis quehaceres y estoy a punto del colapso. 

Pero bueno, quitando esto, hoy sábado tengo un ratito para ponerme a escribir que lo echo de menos. Me acabo de levantar porque ayer llegué a las 3.30 de la mañana a casa. Después de estar desde las 7 fuera de casa sin parar de trabajar como os comentaba. Al salir del cole también pasé por Sambil a ver a una amiga, todo deprisa y por la noche tenía una cita. Os quiero hablar de él.

Todo empezó, cuando hablé con el Nuevo Motero y decidimos dejarlo (lo que fuera que fuese eso), y Belén, que hoy especialmente la mando un beso y no tengo mucho que decir pero sabes que te quiero, me presentó a un amigo suyo, a través de Instagram. En principio, físicamente, aún siendo mi prototipo, ya sabéis rubio y de ojos azules, no veía yo... feeling, y sí, era la edad, es más pequeño que yo, de la edad de Belén, ¡25! Pero bueno, hablamos, y parece normal. Solo siendo normal me parece que se merece una oportunidad. Se lo enseñé a mi amiga Cristina el viernes pasado, y su respuesta fue... ¡vaya calco de Samu (el motero)! Estupendo, pensé yo... En mi opinión no se parecen en nada, pero bueno, ella lo vio así. Un poco gnomos como diría Belén. 

El chico es simpático, y creo que buena persona. Un poco pollito, pero eso hace que sea muy inocente y espero que llamar a mi nuevo coche "feo" fuera un acto sin maldad, porque le pego. El miércoles, tuve hora y media libre entre trabajo y trabajo, y decidí quedar con él en Loranca (al final me iré a vivir a Fuenlabrada a este paso). Algo sencillo, una coca cola en los Montaditos y tirando. La verdad es que me lo tomé como otra cita de Pof, llevé mis palomitas y me senté a ver el espectáculo de ese día.

Pero no hubo espectáculo. Solo un chico normal, que me miraba tímidamente con unos ojos impresionantes y que hacían que me pusiera muy nerviosa. Me acordé de Cristina porque sentí lo mismo que cuando Samu me miraba de esa manera. Nerviosa. Hablamos de todo, llegué tarde a trabajar, porque la hora se nos fue. Y la verdad es que volví muy sonriente. De hecho, en el gimnasio, el jueves, Belén se percató... "¿Y por qué sonríes tanto?" me preguntó. ¿Yo? Yo no, ¡qué cosas tiene! La muralla aún sigue intacta, no ha sido capaz de bajarla ni de abrirla. Pero me quedé con ganas de más. De hecho, por lo que sé, él no notó nada de lo que se cocía en mi interior, sé actuar muy bien, fría, calculando cada movimiento, ¡tengo tablas en esto de las citas! Ya una se puede esperar cualquier cosa.

Quería quedar con él este finde, pero estaba muy ocupado, aunque... sacó hueco anoche para vernos. Un detalle por su parte, como venir a buscarme a Leganés y currarse el sitio al que me llevó. Cuando miré el reloj, vi que eran las dos menos cuarto de la noche. Eso es que estábamos bien, pero... ¿qué iba a pasar? No eran horas para ir a más sitios... Pues a casa, ¿no?

A casa que fuimos. Paró en mi calle y al despedirnos me besó... "No soy tan parado como parece". Y sus ojos... Yo no puedo con los ojos azules, es que hacen de mí lo que quieren... Y le sugerí subir... a casa... como final a esta noche.

A las 3:30 se fue y yo me quedé dormida. No sé qué va a pasar a partir de ahora. No tengo bola de cristal ni un curso en videncia, lo que tengo claro es que anoche se cerró Pof, y las oportunidades que pudieran tener conmigo. Supongo que con el Nuevo Motero, tengo que hablar, pero hay que ver muchas cosas todavía, y no quiero correr. He dicho que parece normal, El Repollo parecía normal, Samu parecía normal, los Pof... parecían normales. El Bollo no, nunca lo ha sido, de ahí su magia. De momento no os cuento nada más. No tengo ni idea de lo que pasará, pero por unos ojos azules... Merece la pena esperar.

Patri Izquierdo Díaz


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