jueves, 7 de noviembre de 2019

¿Sabes una cosa?

¿Sabes una cosa?

Eras todo lo que pedía en un chico en la Carta de los Reyes Magos. Eras lo más parecido a Peter Pan, pero resultó ser la versión de los chinos. Creí en un futuro que tú y sólo tú planeabas, porque ya sabes, yo soy más de huir en cuanto a sentimientos. Ni siquiera me enteré de que llevábamos cuatro meses juntos... Tenía ganas de recorrer el mundo a tu lado. De que me enseñaras. Me hice pequeña porque te creí gigante.

Cambié todo de mi para gustarte, empecé a sonreír hasta cuando no me salía, una princesa de los cuentos en los que no creía. Me perdí para encontrarte a ti. Eras todo lo que yo quería y te tenía para mí, tomando café, regalándome libros de poesía, viajando al sitio que más me gusta de Santander y, siendo de mi sitio en el mundo.

Hubiera dejado mi Madrid por ti, mis amigas, mi mundo por formar parte del tuyo. Lo hubiera dado todo y más, porque cuando me entrego, es sin peros y sin frenos. Eras la ilusión que perdí cuando me separé de Peter Pan y que jamás volvería a encontrar. Y te encontré.

Pero elegiste lo fácil, lo que ya tocaba, lo que estaba al lado, lo que manda la tradición, las costumbres, aquello que no te alterara la vida, que no tuvieras que luchar, aquello que no te movía el flequillo puesto que no tienes. Elegiste irte. Lo hiciste tú, diciéndomelo por WhatsApp el día de Navidad, sin dar la cara, como un cobarde, como uno de tantos. Bajaste de mi pedestal en segundos. Te convertiste en uno más que me rompe en mil pedazos y se va.

Me has hecho perder 25 kilos, me has hecho perder las ganas de vivir, de comer, de salir, de estar con mi gente, me robaste más que el corazón, y no te puedo echar la culpa de todo. Solo es mía por haberte comprado tantas mentiras y haberlas hecho parte de mi vida. Ese fue mi error. Me marché yo también, era una batalla perdida, no se puede obligar a querer. Y yo no me iba a vender, ni a luchar por alguien que elige el camino fácil... Que yo no soy lo más importante en su vida, sino lo que toca por tener una determinada edad.

Pero sólo por el daño que me has hecho, porque eres consciente de ello, deberías dejarme de poner comentarios en Instagram, en las fotos. Intentar dejar de recordarme lo felices que fuimos, porque podríamos serlo ahora mismo. Me parece absurdo que evoques a un pasado que no va a volver. Porque te juro que contigo no volvería, no volvería con alguien que siempre que tenga una opción fácil se olvidará de mí.

Te lo suplico, haz esa vida que elegiste sin mí, por favor, olvídame, porque lo que haces es remover mierda que duele, sentimientos. Repollo, dedícate a tu vida, a viajar a hacer eso que marcan las leyes de la sociedad, no sé, cásate, ten hijos o haz lo que veas, pero sácame de tu vida.

He tenido un gran maestro de la amabilidad. Y ésta vez, te he contestado. Pero no puedo ser más falsa con ese comentario porque lo que quiero es que me borres de tu vida, que ni te alegres por mí ni te preocupes, y más tú que sabes de la misa, la media. No te entiendo de verdad, tenías todo de mi a tu disposición... Cada uno recoge lo que siembra, así que por favor, déjame en paz.

Patri Izquierdo Díaz


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