Y abrí la puerta...
Entraste como un toro cuando se abren las barreras en los encierros y me llevaste hasta la pared.
- Así me gusta, lista y preparada - me susurra al oído mientras me desabrocha los botones del pantalón - Más de una semana esperando esto - y empieza a regar besos por mi cuello hasta los hombros.
Yo solo podía respirar su aroma entrecortadamente. Estaba a su disposición, sostenida por él, hace que me sienta que soy un peso pluma. Me alza y me lleva hasta la habitación, ya sin pantalones, sin nada prácticamente nada...
Me pongo de rodillas encima de la cama y empiezo a quitarle su ropa. Le muerdo en los labios, en el lóbulo de la oreja, le dejo marca, mi marca...
- WonderWoman - pasa sus dedos por mi nuevo tatuaje, visible para muy pocos.
Y le sigo mordiendo el labio, la cara, le beso, le muerdo la nariz y voy bajando... Cuando me coge y me pone debajo de él.
- Aquí mando yo - "solo por un rato" pienso yo, pero me dejo hacer, le dejo que tome las riendas durante un momento.
- Entra ya - le ordeno.
- Shhh. No seas impaciente y déjame disfrutar - empieza él a besarme, a descolocarme, a morderme, a moverme a su antojo y yo me dejo. Sabe lo que me gusta, lo veo en sus ojos, en su media sonrisa y en su forma de tocarme - Relájate que la noche va a ser muy, muy larga...
Patri Izquierdo Díaz
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