Da igual los cambios que haga, da igual dónde viva, da igual el dinero que gane o las horas que trabaje, todo da igual... cuando el final es tener un ojo morado, otra vez. Como dice Belén, ¡y mañana de colores! Hay temas, hay cosas en las que no sé avanzar por más que luche, por más que lo intente sigo dando vueltas en círculo sin frenar nada, sin solucionar nada.
El gimnasio me salva, me evade, es terapia de amigas y le doy gracias a Belén por hacerme mover el culo en zumba, por enseñarme a montar en cada máquina, por no reírse demasiado cuando me caigo de alguna de ellas... ¡soy torpe! Pero no me soluciona nada. Ahora es el pretexto de toda discusión.
Me duele el ojo, me duele la cabeza, me duele la cara y precisamente no de ser guapa, y la nariz. Cada vez se me achica más el ojo y me crece el párpado, estoy preciosa, para una foto. Y justo ayer, en un día tan... de montaña rusa.
Me desperté teniendo pesadillas con Samu 1, donde, ¿adivináis? Todo iba bien hasta que se iba, ¡desaparecía! Las mismas pesadillas de siempre. Fui a agarrarle, y no llegaba. No llegué. No llego nunca a nada. Así empezó el día, con un vacío en el corazón. Y otro vacío en el corazón de mi Belén. Y allí que fui, sin pensarlo. Belén, te adoro y saldré corriendo siempre que lo necesites... Que me necesites.
Después con mi Samu 2, mi hombre perfecto, el que de nuevo me hizo sentir una pequeña ilusión, me contó la verdad de muchas cosas. Y cuando cuentas la verdad, es que antes has mentido. U ocultado. De nuevo, señores, había comprado una moto. Me había creído toda su historia... Me puse a llorar cuando escuché su audio de 10 minutos con sus explicaciones oportunas. Me puse a llorar no por él, como pensó mi amigo Dani. Por mí, por ser tan gilipollas de creérme de nuevo, algo de alguien. ¿Cómo me iba a salir bien algo? ¿Cómo? Además, como dice Belén, con ese nombre... Los Samules pueden hacerte ver las estrellas, sembrarte de ilusiones y luego darte la patada. ¡Eh! Pero que les importas en el fondo, no lo dudes, les importas, pero la patada, te la llevas, va en el pack.
No sé por qué le he dado una nueva oportunidad. Quizás porque hablaba con él 25 horas al día, y quería más, mucho más... Ese más que no puede darme porque está a 700 kilómetros. Y yo pensando que vivía en Morataz... (eso me dijo él). Nuevas mentiras, nuevos engaños, nuevos baches y heridas que se reabren en el corazón. Lloré anoche mucho, por Belén, por Samu 1 y 2, por mí y mis circunstancias, por todo. Lloré hasta la madrugada, por eso el lunes se me ha hecho tan largo.
Samu, (Samu 2), si lees esto, te doy la oportunidad de vernos en Madrid y ver qué pasa, pero tengo dudas, tengo inseguridad, y esta vez no me voy a creer todo a la primera, ni de ti ni de nadie.
Por cierto, el último Pof con el que quedé vive en la misma calle de Samu 1, y del otro Pof con el que estuve unos meses... ¿os lo he contado? Fascinante... Mi vida supera la ciencia ficción.
Patri Izquierdo Díaz
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.