domingo, 18 de agosto de 2019

8 de marzo de 2013

No sabía la cantidad de mensajes que llegan a "Desde mi ventana". Gracias por la bienvenida, por vuestro apoyo y los comentarios hacia Peter Pan, que parece un intruso. Evidentemente yo no voy a hablar del motero porque no soy Pati, siento decepcionar a los seguidores de él. Y espero que Pati tampoco lo haga, por su bien.

Me habéis preguntado por la noche a la que tanto me refiero y tengo que decir, que es una historia que pertenece solo a Pati, solo a ella, y que dudo mucho que la publique en el blog porque ni siquiera muchas de sus amigas lo saben. Os puedo contar yo mi noche, en la que volví a nacer.

Fue un 8 de marzo de 2013. Pati y yo no llevábamos mucho tiempo saliendo. Acababa de llegar a Madrid porque la relación se estaba estabilizando, y por fin conseguí a que accediera a ser mía. Que lo mío me costó. Esa tarde había quedado con ella para cenar en mi casa de Gran Vía, pero antes debía hacer unos papeleos de la Editorial. Ella estaba estudiando el Ciclo Formativo de Grado Superior de Educación Infantil en Aluche. Iba con prisa porque salía a las nueve de la noche (tenía turno vespertino). Y las prisas nunca fueron buenas. Resbalé en plena castellana metiéndome debajo de los coches que por allí circulaban. A ninguno le dio tiempo esquivarme. No recuerdo nada de ese instante. Solo recuerdo pronunciar su nombre... "Pati" y no recuerdo más.

Estuve ingresado en la UCI dos semanas. Todos mis huesos estaban rotos. No iba a andar, no iba a correr, no iba a hacer nada. No volvería a ser yo. Ella no se alejó de mí en ningún momento. Estaba en todas las horas de visita. Recuerdo que mi hermana me contó que había llegado la primera, porque fue a ella a quien avisaron, y la única que se encontraba en Madrid. Ella estuvo conmigo, desde ese día, hasta que aprendí a andar, a correr, a volver a mis deportes, a volver a ser yo. Ella es así, lo da todo. Fue la primer vez que me dijo te quiero, ella dice que no, pero yo la escuché. Me perdía. Y yo no podía hacer nada por evitarlo. Ni ella tampoco, solo podía quedarse allí a decirme todo lo que sentía. Ese momento, fue el que pensé que jamás la dejaría escapar. Que era ella... Sólo ella. Que ya no tenía que buscar a nadie más. Y me enamoré aún más si es posible. No la asusta nada. Lo da todo... Ese día volví a nacer, y encontré al amor de mi vida. Ese día no fue tan malo como parece. 

Las motos... Las prisas, las ganas de verse, Madrid... Un conjunto de cosas que pueden cambiar tu vida en menos tiempo que tardas en pestañear. La vida es muy corta y desde entonces, viajo, vivo, y la devuelvo a ella todo ese amor que me dio. Y cuando la hacen daño... Me lo hacen a mí.

Peter Pan


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