martes, 27 de agosto de 2019

Frozen

A veces me sorprendo a mí misma de lo fría que puedo llegar a ser detrás de esta armadura que me he vuelto a poner. Donde nadie, absolutamente nadie, puede pasar. Donde el sexo, vuelve a ser sólo eso, solo sexo. Donde el amor duele... Y mucho. Vivo como un pollo sin cabeza. Pensando poco y viviendo mucho. Escapando de aquello que duele y llenando los vacíos con lo primero que pillas. Reciclando en muchos casos. Yo solo quería tener una relación normal. Con alguien normal. Y a ese alguien no lo encuentro. No veo a nadie que me produzca mariposas en la tripa. No encuentro a nadie por el que jugarme mi escudo y mi armadura. Creo que el corazón de nuevo a echado el cierre y no quiere saber nada de tíos por un tiempo.

He cometido dos errores. Acostarme con alguien que siente más por mi que yo por él. Y acostarme con alguien por el que no siento nada ni él por mi, en plan animales. Porque eso es lo que siempre hemos sido, simios. Pero ésta vez ha sido diferente. No me ha ayudado a desconectar de la vida, ni de los problemas, ni del motero. Al contrario, me he mirado en el espejo del baño y me he preguntado a mí misma, ¿qué estoy haciendo? ¡Para ya! Para. Céntrate. No eres como él, tú no puedes tirarte a veinte y fingir que no sientes nada... No, no soy así. Intento olvidar... Intento desconectar de todo aquello que estoy viviendo ahora mismo. Y lo único que hago es echarme mierda a mí misma. Porque yo no soy feliz con esta actitud... La verdad es que últimamente no soy feliz con nada. No me llena absolutamente nada. Intento ser feliz, sonreír, tirar se mí sola... No quiero nadie cerca, ¿para qué? ¿Para que luego se vayan? No, gracias. De todo se aprende. 

Mi sitio en el mundo me agobia, se me hace pequeño. La gente me molesta. Beret, estás despedido, ya no quiero que me hagas llorar más. Necesito rock, alto, canciones que no me dejen escucharme. No quiero oírme. 

Mis amigas están, pero no quiero que estén. A ver si me explico. Necesito que no me digan que pase del motero, que de esto se sale, que mi nueva vida está ahí... Si si vale, que sí, ya lo sé todo... Dejarme con mis penas... Y sacarme a bailar... No me habléis de él. No le pongáis verde, dejarle en paz. Dejémoslo. Y sacarme de fiesta. Poner la música tan alta que no escuchemos las penas. Apagarme esa voz que me habla por las noches, que me llena de preocupaciones y estrés. Y chicas, el día 3 se decide mi futuro. El 3 está a la vuelta de la esquina. ¿Dónde viviré? ¿Con quién? ¿Qué pasará con mi familia? ¿Qué pasará conmigo? Creo que he hecho todo mal... O que no he sabido acertar con mis decisiones... Ahora mismo me arrepiento de todo y de nada... Volvería a hacer todo igual porque no sé hacerlo mejor.

Alex, no sé hacerlo mejor. Belén... Lo mismo te digo... No podéis exigirme ahora que haga las cosas bien cuando estoy totalmente perdida. Y Belén, que sepas que te quiero. Pase lo que pase. Solucionaremos lo nuestro, siempre lo hacemos. Y gracias por seguir a mí lado, aún no estando bien y no estando de acuerdo en muchas cosas... Te quiero un mundo, cari. Eso quiero que lo sepas. Eres mi ángel de la guarda... 

Con esta entrada quería poder explicar en la situación que me encuentro. Y qué soy un puñetero caos de chica, soy una tormenta, Johnny (gracias por la foto, ¡fotaza! Y acordarte de mí mientras Thor hace uno de sus espectáculos). 

Soy una tormenta ahora mismo. Puedes salir corriendo... O puedes quedarte a mojarte conmigo. Es todo lo que puedo ofrecer hoy.

Patricia Izquierdo Díaz


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