No dejes de ser tú misma para encajar en una relación. Aunque la soledad sea un estado que nos puede dar miedo, siempre es más saludable que una relación tóxica.
En ocasiones no acertamos con eso de las tallas. Hay veces que asumes demasiadas responsabilidades en tu día a día, quieres llegar a muchas cosas y te das cuenta de que tu cerebro, lejos de ser realista, “usa una talla muy grande”.
No obstante, a medida que maduramos, nos vamos dando cuenta de lo que podemos hacer y de lo que no, aprendemos qué merece nuestra atención y qué es mejor dejar de lado.
Poco a poco vamos ajustando de forma más realista aspiraciones con realidades concretas. Ahora bien, cuando hablamos de temas afectivos y de amor, hemos de reconocer que siempre resulta muy complicado encontrar el más ajustado, el que mejor nos sienta y nos favorece.
Hay amores que ahogan y otros que nos favorecen, que nos hacen sentir felices y realizadas. Así que dinos… ¿Y tú? ¿Has acertado con la talla de tu amor?
Los amores que nos quitan el aire
No podemos negarlo. A todas nos gustan esas relaciones que nos dejan sin aliento y que nos hacen sentirnos vivas, colmadas por mil sensaciones e ilusiones.
Hay que tener muy en cuenta que este cúmulo emotivo donde se mezcla la fascinación, el deseo y esa necesidad absoluta por estar siempre al lado de nuestra pareja es muy común en las primeras fases de enamoramiento.
Pasados esos primeros meses o los dos primeros años que suele durar la fase del amor romántico, empezamos a vivir ese amor maduro y cotidiano donde deben renovarse los vínculos.
En esta etapa, deben aparecer estas dimensiones:
• La pasión ha perdido parte de su intensidad y, a pesar de que el deseo sigue vivo, se valora sobre todo la complicidad de la pareja. Existe un tipo de camaradería donde todo se acuerda, se dialoga, donde hay armonía.
• Se inicia una fase en la que van a asentarse objetivos claros. El compromiso se traduce ya en la idea de formar una familia, de buscar quizá una residencia nueva, de encontrar una estabilidad económica que permita a la pareja hacer planes de futuro.
• El día a día se vive con armonía, sentido del humor y respeto mutuo. El diálogo y el compromiso serían dos pilares esenciales.
¿Cómo son los amores que nos quitan el aire y que nos “aprietan”?
• El amor que aprieta y que nos quita el aire es el amor que nos hace daño. Y, a pesar de ser invisible y de no dejarnos heridas que los demás pueden ver, el dolor emocional es el más destructivo a nivel personal. El que más veta nuestro crecimiento personal como mujer.
• El amor que oprime es ese amor egoísta que se da prioridad a uno mismo y que nos manipula. Son personas que se vicitimizan, que nos hacen sentir culpables cuando pedimos “aire”, cuando pedimos disponer de nuestros espacios personales o de disfrutar de nuestras aficiones o relaciones sociales.
• Tampoco podemos pasar por alto que, en ocasiones, la culpa no se centra solo en la otra parte del binomio, sino que también nosotras tenemos, en ocasiones, una parte de responsabilidad. Hay personas que construyen toda su vida alrededor de la persona amada, como si fuera un pequeño satélite alrededor de un planeta.
• Dejamos de lado a la familia, a los amigos… Empezamos a renunciar a cosas esenciales que nos definen, por invertirlas en la persona que amamos. Construimos hacia la pareja ese apego tóxico que nos aferra hasta quitarnos el aliento y nuestra propia esencia. Nunca debemos priorizar al resto de personas por encima de nuestras propias necesidades porque, con el tiempo, nuestra autoestima será como el hilo de una marioneta. ¡Nunca llegues a este extremo!
Si ese amor te aprieta, no es tu talla… déjalo ir
Si el amor te aprieta, no se trata en absoluto de cambiar de talla, ni de “adelgazar”. Nunca cambies tu forma de ser, de actuar, de sentir y de vivir para encajar con la personalidad de tu pareja y encajar en su patrón.
• Tú tienes tu propia talla, tu forma de ver el mundo y de entenderlo, ahí donde has integrado tus valores como mujer y como persona que ha aprendido de sus errores y de sus triunfos.
• Si la persona que comparte vida contigo está vetando gran parte de tu forma de ser y corta además las alas de tu crecimiento personal, debes reflexionar seriamente sobre tu situación.
• Hay quien tiene miedo de dejar a su pareja aún sabiendo que le trae más lágrimas que felicidad, por el simple miedo a estar sola, a dejar de tener a alguien a su lado. No nos equivoquemos: en ocasiones la soledad es más saludable que una mala compañía. La soledad sana, libera y nos ayuda a entrar en contacto con nosotras mismas.
• No temas dejar ese vestido que te oprime y te quita el aire. Es normal no acertar en ocasiones “con eso de las tallas afectivas”. Es difícil encontrar a la persona ideal que encaje con cada una de nuestras necesidades, que calce con nuestros proyectos, que encorsete nuestros miedos y orle nuestra vida con alegrías sinceras. No obstante, esa búsqueda es algo que siempre vale la pena.
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