Los dos lo sabemos. Los dos disimulamos. O al menos eso es lo que parece. No sé si es que nos hemos querido tanto que nos da pena reconocer que todo se ha acabado o simplemente nos resulta más cómodo no tener que empezar de cero.
Los dos lo sabemos. Que nuestros ojos ya no se cruzan. No respetamos los semáforos de la charla. Discutiendo por llevar una vez más la razón. O lo que es peor, ya no hablamos. O quizá es que ya no tenemos nada que contarnos.
Los dos lo sabemos. Aquellas bromas que nos hacíamos ya no tienen gracia o es que hemos perdido el amor. Perdón, el humor. Quizá sentimos frío donde antes había fuego total.
Los dos lo sabemos que, aunque casi siempre estamos juntos, cada vez nos sentimos más solos. Que el sofá está al lado y parece toda una barrera. Un muro como el de Berlín que deja al otro lado los sentimientos. Que ya no pueden entrar. O quizá ya no hay motivos para intentarlo.
Los dos sabemos que llegará un punto.
Pero no será mañana.
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