domingo, 22 de diciembre de 2019

París

Te vi aparecer por primera vez, caminabas con tanto arte como París. Tú me contaste que en el pasado todo se había quedado al borde del derrumbe como Notre Dame. Yo ya lo notaba en esos ojos. La mirada seguía con brumas. Como las que aparecen muy temprano en el mar hasta que sale el sol.

Eso sí, cuando sonreías y contabas tus sueños en alto, volvían a brillar. Parecían ganas de llegar tan alto como la torre Eiffel.

No eras de cuentos ni de souvenirs. Solo de momentos sin cámara. De besos inesperados. De hechizar el corazón.

Vi pasar el tiempo a tu lado. Cientos de despertares con olor a pan recién hecho. Tus piernas de arte sin museo.

Descubrí también con el tiempo que nunca necesitarías tantas luces. Hasta a oscuras nos vemos.

Que nunca querrás una pedida en París.
Mejor en otro lugar del mundo, 
donde nadie nos copie.


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