Cuando era pequeña hacías reír hasta a las hormigas. Paraban por un momento su abastecimiento para el invierno y se reían contigo.
Cuando cantabas, todo el mundo miraba, podías trasladar sentimientos.
Siempre decías que no pararías nunca de cantar.
Tu curiosidad no tenía límites ni te parecía importante que te los pusieran. Tú siempre querías descubrir, conocer y saber.
Tenías tantas ganas que se olvidaba la palabra NO. Todo era un sí complaciente.
Empezaste jugando, pensando que podías controlarlo todo. Que por una vez no pasaba nada.
Empezaste a fiarte, a depender y no encontrar el final.
Y ya no te dejabas ayudar, ni aconsejar. Ya no sé si no eras capaz o era la vergüenza la que te detenía.
Ahí seguía tu sonrisa pese a todo hasta el final. Aunque muchas veces ya no supieras ni dónde estabas.
Cuando dijiste "Sí" ya era demasiado tarde.
Ahora somos los demás los que gritamos "No".
Y aquí se queda tu historia.
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