domingo, 22 de diciembre de 2019

Sufro, claro que sufro. Pero vivo.

Tú  misma me enseñaste que siempre hay horizontes nuevos en el mañana. Basta con acelerar el paso para que los primeros rayos de sol espanten las sombras de un amor que, por desgracia, quedó a medias aquel día en que decidimos rompernos las ganas.


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