Te encontré

¡Es increíble que una de las entradas más vistas de mi blog sea la de "Pof"!

Veréis, tengo más que contaros. Muchos señores Pof han leído esa entrada, entre ellos el que estaba mal de la cabeza y se puso a comentar todas mis redes sociales. Bien, quiero explicaros algo. Con ninguno de vosotros, ninguno. Es decir, cero. Sólo con el Guardia Civil, he sentido el flechazo del año. No. Lo siento, por tanto es imposible que ninguno de vosotros seáis, de momento, el amor de mi vida, como decía el Señor Retrasado de Pof, ¡ay, tenía mote, no me acuerdo! Bueno es igual. No es importante.

Este chico, quería exclusividad total y que quedara eclipsada por sus fotos. Lástima. No fue así, pocos me eclipsáis ya... Con fotos o sin ellas. El miércoles, con mis amigas, te encontré en Badoo. Otra puñetera red social para ligar, otra aplicación que eso sí que es la selva... El de la exclusividad, el de te bloqueo, el de has quedado con muchos chicos y eres una mentirosa que no te tomas nada en serio... Tú, que vas dando lecciones de moral y que dices que me creo super guay por tener un blog. No. No me creo nada, yo no. Pero tú sí que tienes un problema de autoestima muy serio la verdad. Deberías mirártelo, y no cuelgo aquí tu perfil porque no soy ni tan mala como tú, ni se me va la pinza como a ti. 

Sí, tendría que haberlo dejado pasar. El bobo que tiene miles de aplicaciones para ligar, ¡será gilipollas! Pero tengo un defecto, y es que no me callo nada... Y si eres bobito, habrá que decírtelo, y en este caso se pilla antes a un tonto que a un cojo. 

Repito: Cuando tú vas, yo ya estoy de vuelta cien veces... Aunque tengas 30 años, majo. Y ya no te voy a dar más pie a más.

P.D. Tengo amigas en Tinder, como te encuentren también en esa red. Lo vuelvo a poner en mi Blog, ¿sabes por qué? Porque para insultarme a mí publicamente, tienes que tener cerebro, tienes que valer, tienes que hacerlo con dos dedos de frente... ¡Anda! Lo que no tienes. ¿Sabes lo que pasa? Que has jugado con fuego por ignorancia... Porque no me conoces, y... ¡ups! Te has quemado. 

Patricia Izquierdo Díaz