miércoles, 30 de octubre de 2019

Amigos

- ¿Dónde estás?

- Saliendo de Loranca.

- ¿Nos vemos? ;)

- Venga vale, ¿dónde?

- Porcelanosa :P ¿llevas el coche grande?

- Sip. Nos vemos allí.


...

Cuando he llegado a Porcelanosa, mi bollo-superman tenía la música de la furgoneta a tope.

- ¿La bicicleta? Vas un poco desfasado, amore mío - le grito para hacerme oír por encima de la música.

Me ha cogido y en un momento, no sé cómo lo hace, nos hemos puesto a cantar y a bailar en pleno polígono. Nunca había hecho eso, creo que cualquiera que nos viera, pensaría que estamos locos. Pero me da igual. Después nos hemos ido a dar una pequeña vuelta, a probar los coches como dice él. ¡Uf! Lo necesitaba, soltar adrenalina, probarme, ponerme a tope, y saber hasta donde llegamos mi coche y yo.

- Está ya el nuevo coche en el concesionario. Me llamaron el martes.

- ¿Y no has ido a por él?

- Mira qué horas son. Cuando termino no hay nada abierto. A ver si el sábado voy a por él con el señor padre...

- Ais... - suspira - No sé cómo puedes seguir viviendo allí - me dice mientras me acaricia el pelo.

Me nacen las caricias con él, le miro y me cambia la cara, me cambia el humor. Algo está cambiando, o simplemente lo estoy empezando a reconocer. Siempre recordaré el cumpleaños de Belén y que pasó ese día, lo que me costó contarlo y el día que pasó lo mismo con el bollo y cómo lo conté, desde una nube rosa con mi unicornio al lado. Fue totalmente diferente. Belén está de testigo.

- ¿Por qué me miras así? - me pregunta riéndose.

- ¿Así, cómo? - Y no responde. Sólo me besa. Me besa como si hace mil años que no lo hiciera. Me coge, como siempre, mientras me acuna como una niña y abre las puertas de la furgoneta....

- No estaba preparado, ¿no? - me río. Y él también.

- Ay tu cuello, me mata - me susurra, regalándome besos por él.

Ha sido, de nuevo, un momento muy especial, bonito y único, como cada vez que estamos juntos. Me estoy liando. Me estoy confundiendo yo. Yo que soy la que tiene claro todo.

Cuando nos hemos tumbado, me ha tapado con una manta, me ha cogido mientras me acariciaba el pelo. Creo que podría estar así una eternidad. Haciéndome cosquillas, besándome en la coronilla, cuidándome. Soy feliz entre sus brazos.

- Patri...

- Dime - le digo haciéndole cosquillas por su brazo que me envuelve.

- Te quiero

- Y yo también a ti - respondo.

- No, Patri. Que te quiero... Estoy enamorado de ti.

Me he sentado de repente alejándome de él y tapándome entera hasta el cuello.

- No, te has confundido. A veces pasa, pero tú no estás enamorado de mí. Eso lo sabemos todos.

- Dime una cosa... ¿Has hablado con Belén sobre una conversación que tuve con ella?

- No... - miento como una bellaca

- A ella ya se lo dije hace tiempo

- No puedes enamorarte de mí. ¿Y ella?

- A ella la quiero, por supuesto. Pero a ti más. Sólo que tú no lo quieres ver, porque es más cómodo que apostar por una relación.

- ¿Apostar por una relación? Apostar por alguien que tiene a alguien, ¿otro con un harén? Me da igual que tengas una o cuatro más. Tienes más.

- Patri... ¿qué haces aquí conmigo? - se pone serio y no me deja de mirar. Siento que traspasa hasta mi manta.

- Porque de vez en cuando, está bien esto, porque... mejor contigo que con otro, no sé. Porque me apetece, y eres muy, muy bueno en esto...

- ¿Sólo? - y me quedo callada. ¿Cómo te voy a decir que cada vez que estamos juntos me monto en unicornio y soy feliz?

- Somos amigos

- Creo que esa palabra se nos ha quedado pequeña - me responde. Y yo miro el luminoso de Porcelanosa, ¿qué estoy haciendo? - Estabas enamorada de mí en el cole.

- En el cole... Hace tropecientos años - respondo rápido mientras me voy vistiendo - Tengo que madrugar, me voy a casa.

- Espera, Patri - me detiene del brazo - Te quiero, y voy a luchar por ti, te voy a quitar tus miedos con besos, con abrazos, con detalles, queriéndote como nadie te ha querido antes...

- Ya lo haces... ¿Te crees que no me doy cuenta? - respiro hondo - Me encanta que seas al último que hablo del día y el primero. Te lo prometo. Qué me cuides, que me mimes, que estés en todo, que me digas que me quieres y me lo demuestres... Me encanta sumar momentos contigo, pero...

- ¿Pero? 

- Está ella... - respondo casi en un silencio.

- Está porque tú no estás

- Me estoy liando - y no me deja decir más, cuando vuelve a besarme, aparta la manta y me besa, acariciando de nuevo cada parte de mi cuerpo. Huelo a él. Huelo a nosotros.

Sí, me estoy liando. No sé dónde acabaremos, pero... Creo que tengo mariposas en la tripa... Y la piel se me pone de gallina con cada uno de sus roces... Pero... Yo no estoy enamorada. Amigos.

Patri Izquierdo Díaz



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