martes, 22 de octubre de 2019

Número 12

Sí, el domingo volví a quedar con alguien al que no conocía... ¡Esta vez un profe! Mirar, del gremio. Y su Instagram no es que me causara emoción. No. Volví a ir a una cita a pasar lista... Pero... El chico que me encontré allí, no era el de las fotos. Sino mucho más guapo, más alto, más grande... y... sencillamente me encantó.

Mucho más simpático que por las redes sociales. No paramos de hablar en ningún momento. Vino a Leganés, un detalle muy chulo por su parte y después me acompañó hasta mi casa (hasta la puerta). Sin tocarme, sin hablar de sexo, sin cosas raras de esas que traen los de pof. Sencillamente perfecto. Cuando llegué a casa, se lo conté a Belén, a Nines, Silvia... ¡a todas! Y la primera impresión, fue... No le gusto. Él en su taburete y yo en el mío. Ni una mirada, ni un tonteo, ni nada. A las diez, miré el reloj, y... era hora de volver a casa. 

Dije si no me habla... No le gusto. Estuve mirando el móvil todo el rato. Esperando... Desesperando. Y... ¡me habló! Para decir que ya había llegado y que iba a sacar a su perro... Perfecto, pensé... Quería más información... ¡A la mierda el orgullo! Y fui yo la que le pregunté... "Valoración de la tarde, redacción de 200 palabras, por favor". Conclusión: le he gustado más que por las redes tanto físicamente como personalmente y la tarde se le hizo corta... Además, que se había quedado con ganas de más... Venga, va, me subo a la parra... ¿De qué más, eh? Si no emites señales, yo no doy pasos... Hombres... 

Sería interesante tener una segunda cita... Continuará...

Patri Izquierdo Díaz


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