jueves, 25 de abril de 2019

Arraso por donde paso

Hoy también quería dejaros otra entrada. Sé que es algo pasajero. Sé que de esta salgo y no me voy a hundir en la mierda. Lo sé. Pero...

Estos días han sido muy intensos. ¿Os acordáis de eso que os digo tanto de... "todos vuelven"? Pues eso. Todos vuelven. De una manera o de otra. El caso de Peter Pan, está cerrado. Campanilla y Peter Pan, nunca acabaron juntos. Leer el cuento. Y, ¿os acodáis del carácter de la pequeña hada? Cabezota, intensa, enfadíca, borde, incluso un poco celosa. 

Bueno pues ahora estoy en ese término. Ya os digo que es pasajero. Pero llevo tres días cabreada como una mona, echando humo por las orejas, ladrando a todo el que se me acerca, y cómo no, echando al que decide quedarse a mi lado. Supongo que las cosas no salen como uno quiere y eso te enciende. Que la vida no es como la planeas, que cuando algo sale mal o tiene un resultado distinto al que esperabas, en mi caso, lo llevo fatal. Obsesa del orden y de la planificación, sí, así soy yo, de pensar mucho, de pocos impulsos, de darle vueltas a todo para sacar miles de teorías con las que quedarme más o menos conforme, porque odio no entender las cosas.

Estoy hasta un poco desquiciada. Y lo peor de todo, es ser consciente de que estás actuando mal, y no poderlo parar. No poder ser amable, simpática, y afectuosa. ¡No puedo! Soy un terremoto, huracán o caos. También me han llamado apisonadora. Y es que cuando siento, malo o bueno, se enteran hasta en la conchichina. Menos mal que tengo amigas que saben aplacarme, que saben mandarme a la mierda sutilmente, que saben manejarme en momentos de "SOS".

Creo que se me han juntado varias cosas. Muchos frentes abiertos, que más o menos se van cerrando. Muchas decepciones, muchas cosas en las que pensar, cosas que parecían pero no, personas que viven en la parra y me sacan de quicio porque no ven las cosas evidentes. Hace unos días dije que me iba a tomar la vida de otra manera, pero creo que me he confundido de forma. Estar preparada para una batalla tras otra, cansa. Y a los demás también.

He empezado diciendo que esto es pasajero. Y que tampoco estoy muy afectada. Vivir enfadada como Campanilla, es parte de mi encanto, no sé. Si habéis leído la entrada de Peter Pan, verme enfadada es algo cómico y solo apto para el que lleve armadura y chaleco salvavidas. Hablando de chalecos de salvavidas, no os he contado mi viaje a Lisboa. Quizás este finde. Pero sí os tengo que hablar de un lugar que me robó el corazón, es el sitio perfecto para huir y sentarse a escribir, pintar, charlar o simplemente tomar el sol en silencio. 

Pronto os cuento más.

Patricia Izquierdo Díaz


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