martes, 16 de abril de 2019

Gracias... por una simple charla

Buenas noches,

Quería compartir algo con vosotros que me llena de alegría, en una etapa de mi vida un poco fría, distante, aburrida, monótona y perdida.

Hoy, porque sí, porque yo lo hago todo porque sí, sin planear, he ido a ver a alguien a quien tenía muchas ganas de volver a hablar con ella. No sabía si me recibiría, si se acordaría de mí, ya que me fui sin despedirme hace ya bastante tiempo. Ella fue mi psicóloga durante algunos años. 

Esta mañana me recibió, y además se acordaba de mí, detalles que incluso yo había olvidado. El tiempo se nos ha pasado volando, ponerse el día nos ha costado lo suyo. Pero hemos llegado a la actualidad, y ha habido un momento en el que se me ha quedado mirando y me ha dicho con un toque de orgullo... "te has hecho mayor". Ella, hace muchos años, recibió a una niña muy tímida, casi sin expresión en su rostro y en sus emociones. Ya entonces parecía fría y distante, pero en sus ojos se leía la palabra "ayuda". Hoy, no sé cómo hablarán mis ojos, si soy expresiva mucho o poco, pero ya no pido ayuda, ya la ayuda me la doy yo. Me salvo de mí misma en primer lugar, intento dejar de torturarme por aquellos problemas a los que no logro dar solución, dándome tiempo.

Le he dicho que me he comprado un chubasquero como el de mi amiga Belén, solo que el suyo es rosa pastel y el mío amarillo. Dicen que el color amarillo da mala suerte, pero ya sabéis, desafío a la suerte. Vivir al límite tiene su encanto también. Ella me ha dicho que el chubasquero lo llevo desde que nací, que está un poco viejo, que está desgastado y duro. Ya no luce bien. Se ha convertido en el caparazón que siempre me acompaña. Me ha hecho recordar que tengo mucha gente a mi alrededor queriendo estar a mi lado, de muchas maneras, pero conmigo. Y yo lo único que hago con ese chubasquero amarillo y viejo, es alejarlos. Y, recuerda, la gente se cansa de ser apartada, de que la estén echando constantemente... El chubasquero, es más que una prenda de ropa que hace resbalar todo lo que te cae sobre los hombros.

Hemos hablado de tantas cosas, podría estar hablando sobre ello hasta más de las cuatro de la mañana. Ella sabe la llave de ese caparazón, ella, mi mejor amigo y mi amiga Cristina. Sólo ellos, y es muy fácil averiguarlo, no me considero complicada, sólo hay que observar... Observar que no soy capaz de tener un gesto afectuoso con alguien, y cuando digo un gesto, digo un contacto físico. Aún lucho con ello, mantengo mi distancia con todo el mundo. Sólo esas tres personas, saben como llegar a los más hondo que hay en mí. Mi mejor amigo, sabe abrazarme cuando ve que necesito llorar, y lo hace, y yo lloro. Mi amiga Cris, siempre dice suéltalo, mientras me abraza y me besa. ¡Menuda llave! Se llama cariño y amor, se llama contacto físico... (y en confianza, en el sexo también, me tocan y... bueno, volvamos al tema). Mi llave. Para ello me ha aconsejado ir a baile, o alguna actividad donde pierda ese miedo a ser tocada, que es lo mismo que el miedo a volver a sentir... Por ejemplo, según ella, dos personas que se quieren, necesitan tocarse, amarse, besarse, sentirse en forma de caricias, incluso durante la fase de tonteo... se necesita ese contacto. Y la distancia, como todas las distancias ya sean en kilómetros o la ausencia de ese contacto... no da buenos resultados. Todo esto se reduce a una cosa, miedo a sentir, miedo a llorar, miedo a abrirte a los demás... No es malo sentir, no te hace menos fuerte pedir ayuda. Incluso la Mujer Maravilla llora por amor en la película. Yo también me lo puedo permitir.

Otro de los temas que hemos tocado ha sido mi madurez ante los sentimientos, aunque parezca contradictorio. Tengo mucha inteligencia emocional, puedo extrapolar, puedo ponerme en el lugar de los demás con facilidad, y eso me ayuda a entender muchas situaciones y anticiparme a ellas. Normalmente, y sintiéndolo mucho, suelo acertar. Y lo siento, porque últimamente lo que suelo acertar, no es nada bueno... No es el número de la lotería. Y es que, ella, conocedora de mi historia, dice que pocas personas han vivido tantas cosas como yo. Discrepo en eso, apenas he viajado, apenas he salido de mi casa... Y ese es el tema: mi casa. De ello, creo que no hablaré nunca por respeto a mi familia. A lo que ella me contestado que viajar, sí, es una forma de vivir y crecer como persona, pero, si vamos de hotel en hotel de cinco estrellas, si todo lo consigues tirando de papá y mamá o de la tarjeta de crédito, ¿de verdad es crecer o vivir? Pues no. Crecer como persona, evolucionar, es solucionar los problemas que se nos presentan cada día, luchando por las metas que nos marcamos mientras no paramos de saltar obstáculos, ayudando a los demás a la vez que a ti misma, sacando una familia adelante, ser responsable ante problemas que nos vienen muy grande y que se nos presentan por sorpresa. Son muchas cosas que la gente que no pasa por ello ni entiende ni valora en los demás. Según Marta, me hice mayor muy pronto y muy rápido. No disfruté del paso a paso de la maduración, del crecimiento personal, por las circunstancias... Y eso te lleva a hacerte un caparazón, una muralla, un escudo, una armadura y un ejército para combatir con el mundo. Pero... No estoy sola. Sólo que no aguanto gilipolleces varias, porque no me lo puedo permitir.

Hemos hablado de chicos, por supuesto, eso también le interesaba. Superado lo del gran amor de mi vida, que ya es menos grande y del que posiblemente no volveré a escribir sobre él (sé qué lo lees, creo que no hace falta decir nada más), del gran fracaso, ese clavo ardiendo al que me agarré sin pensar en más y el último, la gran sorpresa, porque ni yo mismo me lo creo aún. Ese 10 de enero, iba a ser la primera y última vez que le vería, y me voy a Lisboa con él en horas... Hemos evaluado, analizado y comentado las relaciones. Y hay un punto en el que fracasan. Soy yo y mi muralla. Con mi "yo puedo sola", mis miles maneras de huir porque claro, no vaya a ser que se me vayan a querer, de un orgullo mal entendido porque realmente no lo soy, con una dignidad que se mezcla con orgullo, porque realmente tampoco tengo de eso... Y es que si me abro, lo doy todo, me convierto en alguien trasparente, un blanco fácil... y si pensamos en mi historial y experiencia... Creo, que es normal que no quiera serlo. Ser trasparente y darlo todo, sólo me conduce a un sentimiento... Dolor. Ojalá algún día cambie, ojalá llegue una persona que no espere y me haga ver la vida de otra manera, que me haga entender que ser yo misma al cien por cien, no es malo. No lo sé, quizás nunca lo logre, es algo en lo que seguiré trabajando, Marta.

Sigo con mi blog, con mi manera de expresarme, donde empezó todo. Gracias por la charla de hoy. Por ser más que una psicóloga y una profesional, por ser persona. Por ser clara, llevarme la contraria y hacerme ver las miles de posibilidades que tenemos en nuestras manos que nos llevan a varios resultados y que si fallamos, no pasa nada. Y si somos un poco egoístas y pensamos en nosotros mismos, tampoco pasa nada... y que las corazas, las murallas y los escudos, al final, pesan demasiado, tanto como una mochila llena de miedos o de rencor. Hay que liberarse de todo ello. Y sí, es muy fácil decirlo, pero... es que es un trabajo diario, es una forma de vida. Y gracias, por hacerme ver lo que valgo, por lo que lucho, mis cambios y mis avances cuando yo me sentía estancada en una misma vida desde donde alcanza mi memoria. Gracias por hacer que mire atrás sin miedo y sin tristeza, viendo las huellas de mis pasos, viendo hasta donde he llegado y sola. Viendo que el pasado solo es una referencia para aprovechar el presente y decidir sobre qué futuro queremos tener. Y gracias, por hacer que yo no soy el problema del hambre en el mundo y del cambio climático, por dejarme llorar, por hacerme hablar como nunca, por abrirme y por tenerme tanto cariño. Como dices tú, "tienes algo, pequeña, algo que engancha, sino no estarías rodeada de tanta gente buena y... todos los chicos que han pasado por tu vida, terminan volviendo. Tienes que tener algo de magia, algo que hace que todos se queden a pesar de lo borde que eres en una primera impresión. Piensa en eso. Piensa que todos estamos dispuestos a quedarnos a tu lado por ese algo que tienes tan especial... Fíjate si te abrieras, Patri, si te mostraras como eres... Entonces si podrías comerte el mundo y no como primer plato, ¡como postre! Porque para ti, no es tan grande, eres fuerte mentalmente, lo demuestras cada día, y estoy orgullosa en lo que te has convertido, tú sola. Recuerda: tú sola".

Gracias.

Patricia Izquierdo Díaz


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.