Vaya si había nervios. Era de esas veces que no le daba pereza quedar con alguien. Le había sorprendido tanto su seguridad en lo que hacía como ese toque de bordería que dejaba en cada frase. Pero aun así, ahí estaba. Con su pelo bien peinado y esos pantalones que no dejaban indiferente a nadie. Bebía café muy rápido. Siempre con atención a llamadas importantes y a desviar la mirada sin avisar. Pero no se marchaba y cada vez que hablaba de algo que realmente le parecía importante, no paraba. Trasmite todavía más belleza así. Y mejor...
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