miércoles, 10 de abril de 2019

Sueños compartidos

Es difícil, aunque no lo parezca. Detrás de toda esa madurez aún quedan restos de esa niña a lo que no dejaron de ser tan niña. Algunas veces le da rabia mirar hacia atrás y ver cómo le arrebataron cosas y momentos sin avisar. Sin pedir opinión. Como si los niños no tuvieran derecho a elegir sus propias sonrisas. 
Supongo que por eso algunas veces necesita simplemente estar tranquila en el sofá. No necesita grandes lujos, pero con los pequeños detalles y una mano que aprieta la suya es más que suficiente para que sonría. No es fácil que tiemble, pero si lo consiguen le tiemblan hasta las pestañas de placer. No quiere dar síntomas de fragilidad y de miedo.
Pero ella misma sabe (aunque lo calle) que cuando de verdad quiere a alguien lo lucha con todas sus fuerzas. Poquito a poco, tirando pequeños muros. Pero NO se rinde. Y menos cuando cierra los ojos antes de dormir y se da cuenta de que ha encontrado la felicidad. Esa que igual ni esperaba. Hasta le suena bien los sueños compartidos esta vez.
Tiene la mejor virtud del mundo: se puede confiar en ella, pero no al 100%. Al 200%. Parece una virtud más, pero es de esas que casi nadie tiene. Dan ganas de abrazarla y no soltarla nunca.
Ella si te dice "te quiero", te mira a los ojos y lo dice de verdad. Ojalá siga hablando mucho tiempo de mí.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.