martes, 23 de abril de 2019

Carta a Campanilla

Buenas tardes a todos los lectores que seguís este increíble blog. Hace muchos años que nació y he tenido la suerte de poder intervenir en muchas decisiones que Pati ha tomado sobre él, como el nombre que lleva. También, he tenido la suerte o la desgracia de ser el personaje principal de muchas entradas. Y creo que va siendo hora de que el famoso Peter Pan hable y diga su propia versión de los hechos. 

Agárrate porque este mensaje, Pati, es para ti, y va a ser largo. Se basará en nosotros, se basará en nuestra historia e iremos dando forma a todo lo que has escrito sobre mi. Después, querido lector, será usted el que valore de que parte está en esta historia que sucedió en Nunca Jamás.

Hace siete años, apareció una niña de veinte años en mi despacho, con una novela en sus manos. Temblorosa, hablaba poco y miraba mucho, me miraba a mí, menos cuando yo la miraba a ella. Era tímida, muy muy tímida. En seguida pude ver como la punta de sus orejas se enrojecía y sus mejillas también. Me pareció la chica más guapa y adorable que había visto nunca. Sin hablar, me enamoró, quería abrazarla, tranquilizarla, quería hacerla sentir cómoda y que la conversación durara más de lo previsto. Después, bajé de esa especie de nube a la que ella me subió cuando entró en mi despacho. Yo tenía veintiocho años. Era bastante más pequeña que yo, y generalmente a esas edades, se nota la diferencia.

Me presentó su novela. Era romántica. Estuvimos hablando de ella. Era inteligente, era lista, escuchaba, asentía y debatía. Me gustaba eso, tenía carácter, escondido, pero ahí estaba. Esa chica era como un cofre del tesoro, lo había hallado por casualidad. ¿Quién tendría la llave para ver su interior? 

Después de ese encuentro, con motivo y escusa de la novela, comencé a escribirla correos. Hasta que tras muchos, y cuando digo muchos, es muchísimos rechazos, conseguí un café. Siempre, para hablar de la novela, por supuesto. El día que la volví a ver por segunda vez, estaba aún más guapa, y yo hecho un manojo de nervios. Me imponía, no sabía por dónde iba a salir, no era nada predecible, no era como las otras chicas. Había que estar atento y alerta para sus contestaciones, era borde, pero su sonrisa hacía que asintieras mientras te llamaba "tonto", precisamente con cada de tonto. Hacía conmigo lo que quería, y yo me dejaba. Nunca me había pasado con nadie. Me convertí en todo lo que ella necesitaba, quería su presencia a poder ser todos los días... Pero había algo que nos separaba. Muchos kilómetros. Pero me daba igual, Valencia no está tan lejos. La escribía, la llamaba, la enviaba regalos, cada minuto que tenía libre era de ella, y los que no tenía también. Se convirtió en el centro de mi vida. Quizás por ser como es ella. Por sorprender, por esa lucha constante que hay que batallar para entrar en su corazón, por todos los obstáculos y rechazos que pone a quien se le acerca. Eso se convirtió en un juego adictivo, en una droga que me hizo perder la cabeza. Yo sería el que conseguiría la llave de ese caparazón que lleva como vestido.

El primer año, fue una batalla tras otra, de las que no siempre salía victorioso. Me ha costado muchas noches de insomnio, de buscar detalles, viajes, libros, canciones, cenas, lugares... Incluso momentos de querer abandonar, pero... Ha sido mi mayor inversión, porque ella era una obra de arte. Te hace sentir desde el primer momento. Para bien o para mal, pero ella es intensa, es de blancos o negros, es de planificar todo y se enfada si algo le sale mal. Es exigente, con ella misma y con los demás. Pide, porque lo da todo. Es el corazón más grande que he conocido. Tiene muchos amigos, porque es imposible no estar cerca de ella. También admiradores... ¡suerte, chicos! La vais a necesitar. 

Es fuerte. No he conocido a nadie tan fuerte. No he visto a nadie levantarse llorando y volviendo a la carga, no dándose un respiro para luchar por su gente, para luchar hasta por los que no se la merecen. Es una guerrera, y no lo sabe. No es consciente de lo que es. De que los demás vemos desde fuera. Impone, claro que sí. Pocos logran estar a su altura. Y es que para estar a su lado, necesitas armadura, necesitas dar mucho, y seguramente recibas muchos golpes también. Pero hay algo en ella, que hace que te quedes. Es humilde, es tan frágil como fuerte, es... magia. Tiene polvo de hada, te hace volar, flotar, sentir mariposas, querer más de ella. Es una verdadera adicción cuando la conoces. Te agarras a cualquier cosa que te ofrece por no perderla. Puedes estar iniciando una relación, pero siempre será ella. Porque no hay dos Campanillas. 

Es una niña a la que cuidar y una mujer a la que tenerla respeto y admiración. No todas las personas que conozco llevan una carga como la de ella. Y sonríe. Siempre sonríe, y es un arco iris. Y se enfada, ¡vaya cuando se enfada! Es bastante cómico y divertido, pero que no te vea reírte, porque te puedes llevar una buena galleta. Sus andares, va dando saltos, sus miradas, sus gestos, como se coge las manos, como rehuye cuando la van a tocar. Mirarla es como estar frente a un paisaje o un cuadro del Museo del Prado. ¿Cómo no me iba a enamorar de semejante mujer y niña en un mismo cuerpo?

No podemos ser más diferentes. Yo busco una princesa a la que regalarle flores porque sí. Busco noches de velas, domingos en la cama, viernes en el sofá leyendo o viendo una película, viajes siempre cerca del mar. Quiero un cuento de hadas. Y tú historias sin tanto cuento. Creo que no estábamos en el mismo punto. Tus miedos fueron más fuertes que yo, tus inseguridades ganaron las guerras. Huiste porque era el camino más fácil, y aunque sé que me amabas con todo tu corazón, no eras capaz de hacérmelo llegar. Yo te amé, y te seguiré queriendo toda mi vida. Ya os digo, que no encontraréis a nadie como ella, y lo digo sin estar enamorado. Lo digo porque es verdad, porque es superior al resto en todos. Porque su vida no ha sido fácil, su familia tampoco lo es, se ha llevado palos a diestro y siniestro, y se levanta, aún se levanta, la han tratado mal, la han engañado porque era mucha mujer y era más fácil tomar el camino de la mentira que enfrentarse a ella. Porque a veces da miedo, porque la mayoría de veces suelta todo por su boca, pensado, calculado. No deja nada al azar. Pero es parte de su juego, de su encanto, de eso que te engancha.

A día de hoy, no me arrepiento de haber luchado por ella en ningún momento, de haber dado todo y más, y de haber decidido dejarla ir, antes de hacernos más daño. Pero siempre nos quedará una segunda parte, como dice la canción. Es una historia sin terminar en la cuál el amor se rindió, falló, se ahogó, se debilitó... Pero que nunca se fue. Será la historia más bonita jamás contada. Porque solo con ella, ya tenemos suficiente historia. Te quiero, Pati, y te querré hasta el fin de mis días, porque no sé que me hiciste aquel día que entraste a mi despacho. Todo mi entorno sabe de ti. Presumo de haber tenido a una chica como tú más de cinco años a mi lado. Porque eres perfecta, y no todo el mundo tiene la suerte de poder quedarse tanto tiempo a tu lado. Porque o tú huyes o tú los echas. A veces, creo que también huyen ellos.

Creo que tenía que escribir a todos vosotros. Os lo debemos, los dos. Saber ambas versiones os ayudarán a saber cuánto amor aún nos queda, cuánto cariño, que nos unió, y que nos une ahora. Confundir los sentimientos que tenemos ahora, con los sentimientos que recordamos sería un error, un error que nos traicionaría a los dos. Los recuerdos, recuerdos son. Nos los guardaremos y no los dejaremos escapar pero no podemos traerlos al presente, no podemos dejarnos llevar por el pasado. Pasamos página. Tú me obligaste. Siempre seremos ese punto débil de los dos. Nuestro país al que huimos cuando todo se pone negro. Yo sé cómo relajarte, yo sé cómo cuidarte, sé cómo hablarte y sé cómo eres... Tú también lo sabes de mí. Sé que quien se atreve a acariciarte, eres suya. Quien se atreva a bailar contigo aunque no sepa, te tendrá. Quien esté ahí cien por cien para ti, será el afortunado. No te gustan los juegos, no te van las medias tintas, ni lo que parece que resulta ser lo que no es. Porque exiges todo lo que das. Todo o nada, además de ser clara. A veces incuso demás.

Por esta vez, lo dejo aquí, podría estar escribiendo de mi Campanilla toda la tarde, toda la noche y toda la vida. Ella es un mundo, ella es Nunca Jamás, ella es magia, ella lucha con piratas e indios y cuida de cualquier niño perdido. Ella. Solo ella.


Peter Pan


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