Acumulo en una bolsa del supermercado todas las cosas que un día marcaron nuestros días en el calendario.
Los tickets de nuestros primeros cines, ya casi borrados, que llevaban media vida enganchados al corcho de la pared.
La camiseta que todavía mantiene un olor que aparece y desaparece en la punta de mi nariz.
El libro que me dejaste, que formaba parte de los dos.
Que era uno más con todos los míos ordenados perfectamente por tamaños.
Las velas de cumpleaños, con el dos muy gastado de repetirlo todos los años.
Lástima que las canciones que ponías siempre en el coche no quieran salir de mi cabeza y meterse en la bolsa. Lástima que todas las promesas que incumpliste sean tantas que no entran
Necesitaría un saco enorme y un cartel enorme en el corazón que ponga: «Liquidación por cierre».
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