La película que nunca llegamos a poner
No existía mejor plan para aquel plan para aquella noche de sábado. Una cenita en casa. Una llamada al chino. Unas estrellas de las que entraban bonitas con el cielo nublado. Brillaban. De media hora valorando la película que íbamos a poner. Esa que nunca llegamos a poner. Pero tampoco dormimos.
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