domingo, 26 de julio de 2020

Belén

No sé cuando publicaré este post, pero cada vez que lo leo, añado o quito algo y es que me está costando mucho, muchísimo, escribirlo. Por el título, ya sabéis para quien va. Y os aseguro que ha sido el primero en ser escrito de la saga que voy a publicar.


Aún recuerdo cuando íbamos en metro a la universidad y te agobiabas al hablar conmigo sobre la cantidad de trabajos que teníamos y que dejabas para el final. Recuerdo que éramos tan diferentes que nunca aposté por ti la verdad, y creo que tú tampoco. Simplemente surgió con una quedada en el Templo de Debod. De eso hace muchos años. Y así fue... Un día, otro día... Que vivas al lado ayuda mucho. Empezamos a estudiar, a intercambiar todos los exámenes que conseguíamos, y ahí estuvimos hasta el último día, juntas.


Me has acompañado en cada momento, siempre a mi lado como la voz de una conciencia, sabiendo que me iba a estrellar y aún así, sin apartar esos ojos tan bonitos que tienes de mí. Echándome broncas, vaciándome, reorganizándome las ideas, buscando las mil soluciones que mejor viera, con la que mejor me sintiera. Dedicando tiempo a las miles de conversaciones que se repetían una y otra vez: la época del Repollo, la época del Motero, la época del Bollo, de Peter Pan, la del Pollito... La peor época de mi vida que fue el verano pasado. En todas y cada una. Sacando siempre lo mejor de mí. La idea de "tienes que salir más", fue de ella, os lo aseguro... Y así pasó, no volví a entrar. Siempre dejándome ser yo, evolucionando para mejor y respetando mis tiempos, ayudándome a superar todos mis miedos.


¿Quejas? Muchas, como tú de mí, pero como he puesto en los escritos anteriores, ninguna relación es perfecta. Y la nuestra es especial, porque somos dos personas perfectamente imperfectas y quizás esa es la magia que construimos (y que somos, a veces, insoportables, también cuenta algo, poco... pero cuenta). Tenemos mil historias... De todas las categorías... Por fin, hicimos el viaje que nos faltaba, pisamos la playa, el río y la montaña, como nos gusta a nostras, todo a la vez, ¿para qué perder el tiempo? Y más cuando hay un reloj haciendo tik-tak. 


Y es que es así como yo te quiero, Belén. En todas partes, en todo momento y en todas nuestras historias. En las tuyas, en las mías y en aquella que nos vimos mezcladas y que tan mal acabó.


Pero de todo se aprende. Y es que si quieres a una persona, tanto como te quiero yo, no hay nada que hunda el barco. Podemos ser tocadas, heridas, la vida no es fácil, pero nunca hundidas. Tienes el mismo concepto que yo de la amistad. Entendemos las cosas de forma semejante y sino las discutimos, que eso se nos da muy bien, con la plena confianza de que jamás va a llegar a nada más. Tenemos claro que los nuestros, son los nuestros y que lucharemos por ellos hasta el final. Que si ellos están bien, nosotras también, y que si hay que olvidarse de nosotras para salvar al de al lado, lo hacemos. 


Siempre te lo he dicho. Para mí, eres un ejemplo a seguir. Eres una guerrera, luchas como nadie por aquello que te importa, te dejas la piel y el corazón en cada batalla para luego llorar entre cuatro paredes, fuera de la vista de todos, coger fuerza, respirar y a seguir luchando. Tú entiendes lo que es mejorar cada día, comprendes que la equivocación no es un error sino parte del aprendizaje por el que necesitamos pasar. 


Te he estado evitando estos días, no quiero terminar nunca de escribir este texto, ni siquiera sé si lo publicaré, es más para mí que para ti, lo siento, pero necesitaba contar lo importante que es para mi y lo que supone tu viaje. Aunque es una gilipollez muy grande, porque es ahora cuando hay que aprovechar el tiempo, luego solo podremos arrepentirnos... Pero es duro.


Que te vayas a Alemania... Me alegro tanto como que no. Me alegro por ti, porque es una nueva etapa, porque es trabajo y todo lo bueno que vendrá con él, porque sé que te hace ilusión y porque es una forma de empezar una nueva vida, poner el cuentakilómetros a cero. Y es muy valiente dejar todo aquí, sabiendo que lo más importante para ti es tu gente, precisamente los que aquí nos quedamos. Pero mis tardes de cualquier día entre semana contigo, van a faltarme. Las historias, que sigas conociendo a mis chicos y los movilice hasta Fuenlabrada, reírnos de los calvos simplemente porque no tienen ni un pelo de tonto. Nuestro Dani que se ha unido al club de las brujas. Mis audios cuando me pasa algo, algún drama... Todo eso, va a cambiar.


Eres la persona que define mi concepto de amistad. Con la que es fácil, con la que sale solo. Tengo muchas amigas, pero eres especial precisamente por ello, porque a cabezota no nos gana nadie. Porque necesitamos reconciliaciones y para ello tenemos que enfadarnos, que el orgullo a veces nos mata. Pero tenemos la base más fuerte y bonita que hay, cariño, amor, dedicación, entrega, amistad... contigo siento eso que dicen que los amigos son la familia que elegimos, y es que volvería mil veces a aquella universidad a agobiarte con los trabajos para que saliera esto que tenemos.


Que no se acabe porque tú estés en Alemania. No. Me niego, pero que cambia, eso lo sabemos las dos. Pero somos como somos, un buen equipo, y el mundo es redondo. Y si te quiero un mundo, Belén, estés donde estés no hay escapatoria, nos encontraremos. Podría escribir, escribir y escribir... Pero no puedo aportar más de lo que he escrito de ti durante todo el este tiempo. Que te quiero, lo sabes, que eres de las personas más importantes de mi vida... También lo sabes, aquí, yo solo lo verbalizo, le pongo palabras a lo que se supone que es. Y creo que todos necesitamos alguna vez que nos lo digan. 


Nos queda una... El miércoles. Opino que en la amistad, no hay que agradecer nada cuando es recíproca, porque tenemos el derecho y la obligación de estar ahí. Simplemente estar. Pero, gracias, gracias por todas tus palabras, por todo tu cariño, por todos los momentos. Por absolutamente todo. Y estaré ahí, apoyándote una vez más en tus sueños, en tu vida, de la cuál no me quiero alejar.


Te quiero un mundo, cari.


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