viernes, 24 de julio de 2020

La chica del sombrero

Ella y su forma de ser salvan como el paraguas que te cubre en mitad de una tormenta. Alguien que consigue que los problemas sean diminutos cuando te escribe con sus emoticonos de monitos avergonzados. El abrazo fuerte que se necesita viendo una película de miedo. Planes: Sevilla, Madrid... donde sea, mientras sea ella conmigo y yo con ella. La sensación de que te sobra la semana entera por querer vivir a su lado un sábado. La necesidad que experimentas cuando suena el móvil y es un mensaje suyo, siendo inevitable decirle al mundo que se pare, que vas a contestarle. Su forma de ser, el verde de un semáforo que da vida a Madrid. Su cara, tan bonita como Gran Vía de noche. Y ella... ella es todo, como la Puerta del Sol. Idas y venidas de emociones, sueños y alegrías. Ecos de sonrisas perdidas que llegan como melodías a quienes tienen la suerte de rodearla. Postureo que ya no es postureo, sino más bien ganas de vivirlo todo junto.

Ella es, sencillamente, la casualidad de metro sesenta más bonita de la historia.


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