Hola:
Sí, esta es la carta que no te iba a escribir. La que rompe ese muro de silencio que te impuse para poder olvidarte. ¿Que por qué la escribo? No lo sé ni yo. Supongo que sigo esperando que me vuelva a coger tu mano y me lleve detrás de una morena revolucionaria. La que sigo queriendo que sea mi morena revolucionaria. La que contándome sus sueños me hacía soñar. La que me miraba sonriéndome y me dejaba mudo. ¿Que las hay más guapas? Quizás. ¿Más listas? También. Pero tú fuiste la pieza que encajó en mi puzzle.
En mi raro puzzle.
Y me jode escribir esto, porque mi cabeza tiene claro que eres pasado. Que posiblemente no volvamos ni a vernos. Que debo buscarme otra. Pero cuéntaselo a mis subconsciente, ese que no para de decirme: "escríbele", "inténtalo una vez más". Ese que me tortura día y noche con su asedio. Como su no hubiese protagonizado ya demasiadas derrotas.
No sé por qué no te olvido, la verdad. Pensar en ti es regar una planta que ya está muerta. Algo que jamás va a volver a la vida. Una pérdida de tiempo.
Pensar en ti es ilusionarse por un imposible.
Y aunque suena bonito, no siempre se puede vivir de una ilusión.
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