domingo, 26 de julio de 2020

Dani

Ay Dani... 

Esta entrada viene de la reflexión anterior. Es otro de los raros que entienden la amistad como yo. La amistad de dar porque sale, porque simplemente sale. Y concretamente a Dani, le cuesta recibir, porque él sabe autogestionarse, porque él arregla los problemas consigo mismo, en silencio, en un segundo plano. Me ha llevado muchos años entenderle, llegar a él, porque podría pasar por alguien frío, tímido o simplemente raro. Y es mucho más que eso. Es alguien atento, detallista... Algunas dicen de él que es Don Perfecto. Y es cierto, es todo lo que una chica pediría a los Reyes Magos. 

Es el primero que tiene iniciativa, no tiene pereza a la hora de moverse y movilizar al personal. Organiza, piensa, valora, decide, expone pero nunca discute. Nunca. Espera a que tú misma te des cuenta de que estabas en un error. Después, solo te mira y se ríe. Le cuesta coger confianza. Le cuesta darse al mundo, poniéndose siempre en lo peor y dejando que la vida le sorprenda con todo lo bueno que trae. No tiene miedo a nada, no tiene miedo a que le hagan daño, no tiene miedo a los problemas... Anda seguro sobre sus zapatillas de correr por si fuera necesario. La supervivencia es lo suyo. Le gusta encarar la vida mirándola a los ojos... Es una actitud en todos los ámbitos que maneja. Y para mí es un ejemplo a seguir. Únicamente sigue su camino, no mira al de al lado, no compite ni envidia a nadie... Sí, es perfecto.

Es el mejor amigo que se puede tener. No te abandona aunque le eches. Siempre vuelve, siempre te hace hablar, sonreír y llorar, pero abrirte... Y no cuesta nada. Te escucha y te dice la verdad de lo que hay, te lleva la contraria si hace falta y no te deja por imposible. Cuando por fin se abre... Lo que tiene dentro es un corazón de oro... Si es guapo por fuera, porque guapo es un rato... Por dentro es una persona infinita. Tanto por ofrecer, tanto por dar, tanto por mostrar y solo al alcance de muy pocos. De los que se lo curran, de los que están ahí dando el callo, de los que tiramos de la relación en la misma dirección. De los que entendemos que la amistad es de dos y está basada en la dedicación, en el trabajo y en el esfuerzo de cada día. Que como he dicho antes, ninguna relación es idílica y que es una constancia de día a día. Y diréis, lo pintas muy duro... No. Duro sería si no hubiera el cariño y el amor que se requiere. Pero lo hay. Con Dani es imposible no tenerlo.

Os he hablado de él en general. Pero si pasamos al terreno más personal, os digo que no le asustan mis púas de cactus. Se empeña en abrazarme siempre que puede o ve que lo necesito. Es capaz de darme lo que yo no tengo para ofrecer porque otros se lo llevaros arrasándome por el camino. Su paciencia hace que no me sienta tan devastada, tan rota, tan juguete sin ningún tipo de valor... Él es de los que promete que se quedan a tu lado, que lucharía por ti contra un montón de tornados, y lo más valioso de todo, es que no son palabras que se las lleva el viento... Es que son hechos. Es una suerte contar también con la magia de él. Además que tiene embobadas a todas mis amigas... precisamente porque es especial, porque es un hombre, un caballero. Es... perfecto (y sé que te molestará, pero me da igual), es más, una cosa te digo, si tú no te consideras perfecto, me toca un pie. Yo sí, y por eso te quiero a mi lado.


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