Todas las noches reabro un poquito la herida que me dejaste escuchando Vuelve, de Andrés Suárez. Tras ella, comienzo a hacer balance de lo que un día fuimos y ahora somos con Whisky Barato, de Fito. Me vengo abajo cuando pienso en cuánto hemos perdido en tan poco tiempo, y aquí ya empiezo a hundirme con te mentiría, de Jere, porque aún quiero conquistarte y sé de sobra que tú no quieres ni plantarme batalla. Cuando ya estoy empapado de lo que sentía por ti, empiezo a imaginar lo distinto que podría haber sido todo con Quédate, de Funambulista, y me maldigo por no habértelo dicho en su día, sobre todo sabiendo lo que me ha quemado esa palabra por no habértela disparado en su momento. Aquí ya estoy herido, y me lanzo a estarlo de gravedad con Puñales, de Forraje, porque sin ti no he vuelto a brillar, además que me he preocupado más de mantener el brillo de los recuerdos que aún guardo juntos, que del mío propio. Y justo ahí, cuando ya sólo hay ganas que no sirven, sentimientos caducados y pensamientos utópicos, termino con Por verte sonreír, de Rulo, mientras me fumo un cigarrillo y, entre calada y calada, cierro los ojos, soplo, e intento asimilar de una vez por todas que, o te olvido, o reviento en el intento.
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