Quería dedicarte una entrada porque me apetece, sabes que me muevo por impulsos y no sé si te hará gracia aparecer de nuevo por aquí. Pero me encantó el desayuno de ayer, aunque fuera con las legañas pegadas. Volver a encontrarme contigo es como pararte a ver el mundo, relax, calma... Los pies en la tierra. Me encantó verte mucho mejor de lo que recordaba, luchando por construir una nueva vida, el comienzo de una nueva etapa que tanto mereces.
Sentarme a tomar algo contigo, es como si me sentara con un amigo de toda la vida. Te entiendo, me entiendes, creo que has llegado a conocerme más de lo que creo y no solo por el puñado de letras que puedo escribirte. Es más, creo que fuiste de los pocos, que no me vio como una "pof", que te sentaste a mirar más allá y viste lo destrozada que estaba. Me viste "desnuda" de alguna manera. Sin coraza, y viste que de ahí no podía surgir más. Pero es un placer hablar siendo yo misma, contigo.
Gracias, porque a pesar de no hablar todos los días, siento que tengo un amigo al que puedo acudir si lo necesitara, que va a recogerme diciéndome la verdad de lo que ve y a la vez cuidándome. ¡Nos faltó la foto! Pero no será el último desayuno, por supuesto que no, porque quiero que formes parte de mi vida, de una manera u otra, y ¡qué suerte! Al final, Pof, no tan malo... A veces, la misma vida, te sorprende.
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