Con el tiempo he aprendido que el éxito no está en que la gente te vea y piense: "por ahí va un triunfador", sino en mirarte en el espejo y pensar: "soy quien quiero ser".
La palabra "triunfador" no se entiende sin la admiración de terceros, lo que dificulta llegar a serlo casi hasta convertirlo en algo imposible, ya que, por norma general, la gente no desea que te vaya a ti mejor que a ellos. Además, la gente quiere ser admirada, no admirar. Y si te obsesionas con el que te admiren, vas a vivir siempre en función de terceros, buscando continuamente la aprobación de unos y otros.
En cambio, llegar a sentir que eres quien quieres ser sólo depende de ti. Tú y sólo tú eres tu jurado, tu fan y tu admirador. Y tú, por supuesto, si quieres lo mejor para ti.
Yo lo veo claro: Ser un triunfador está sobrevalorado.
Lo importante es llegar a ser quien quieres ser.
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