viernes, 25 de septiembre de 2020

Gracias Marhuenda, te debo una

 Mi cita número 26. ¿Quién lo iba a decir? Con el último que iba a quedar como le dije a mi amigo Dani, los Pof se acabaron...

La historia es bonita. Me habló por la aplicación, diciendo que trabajaba en un supermercado de Leganés, y yo, muy digna, le dije que era más de la competencia (concretamente de Mercadona). Fin de la conversación junto con un "jajaja" que ya sabéis que mata cualquier diálogo y más por escrito.

El caso es que me siguió por Instagram, ¿por qué? Ni idea, le dio a seguir sin más, porque no me volvió a hablar, de hecho, el día que lo hizo ni me acordaba de él, ¿de dónde había salido? Me habló gracias a Marhuenda (político y tertuliano de ideología de derechas), le hizo gracia el meme, y a raíz de ahí empezaron las conversaciones hasta las tres de la mañana. Día tras día, sin parar y como tema principal, la política, la nuestra, en salvar al mundo que luego según iban pasando las horas iban derivando en celebraciones de cumpleaños sin sentido más del estilo del cuento de Alicia en el País de las Maravillas, ¡faltaba el sombrerero loco! Que fue sustituido por Bertín Osborne (posiblemente nunca entenderéis esta parte, pero Javi se acordará perfectamente de Malú como anfitriona y cantante).

En ningún momento nos tiramos ficha, no hubo tonteo, ni vi ninguna intención por su parte, así que no le di demasiada importancia a ese chico de "Instagram" ya que no se le puede denominar de Pof. Empezaron los audios todos los días, nos salía solo a los dos. Empezamos a contarnos historias, como os digo, todo de política, y pensaréis... ¡qué aburrido! ¡Qué va! Y más si la vives como nosotros y piensas que la política es tu forma de vida, es tu manera de ser, son los ideales que intentas inculcar en tus hijos y que llevas a cabo cada día. Si eres capaz de ver más allá de Pablo Iglesias o Pablo Casado, nos entenderéis.

Cansada de audios de un minuto, ya que Instagram no permite más, me lancé. Total, es un chico más con el que me lo paso bien, en primer momento ni me planteé quedar con él, bien podría ser un amigo o el que me mantenía despierta por las noches hablando de todo un poco. Le di mi móvil, así. ¿Para qué? Ya os digo que no lo sé porque no tenía ninguna expectativa con él, de hecho, él tampoco conmigo puesto que se tuvo que meter a ver mis fotos porque no sabía ni cómo era físicamente.

Supongo que las mejores historias nacen así, surgen cuando menos te lo esperas y con quien menos crees que puede ocurrir. Así pasaron los días, y me dijo de quedar. Quedamos un 11 de Septiembre, en Nassica, la aldea de Getafe, y el resto ya lo sabéis porque lo conté en su día. Lo único que quería contaros es que a día de hoy seguimos igual, que el coche se ha hecho nuestra casa y que verle cada día hace que mejore todo.

Javi no ha cambiado mi vida, no ha hecho que me monte en unicornio y cada vez que me habla pinte corazones en el aire. Es más, sigo quedando con mi gente, sigo haciendo planes con mis chicas, dedicándolas el tiempo necesario y más, porque de los errores se aprende, y nunca más las dejaré en un segundo plano como ocurrió cuando el motero estaba en mi vida. Javi es uno más, que no ha venido ni a cambiar ni a salvarme de nada, simplemente a mejorar todo lo que tengo, a pintarme una sonrisa cuando le cuesta despedirse de mi cada noche. A ponerme la piel de gallina cuando me pregunta que dónde he estado toda su vida y cuánto he tardado en llegar a él, trabajando al lado del cole donde estaba en Leganés.

Javi ha venido a darme la relación madura que nunca he tenido. Ni siquiera a complementarme porque apareció en el momento donde yo estaba entera, donde no me sentía media naranja de nadie. Donde era yo, completamente yo, sana, lúcida y de nuevo, con todas mis fuerzas para comerme el mundo y bajarme la luna sola. Él solo mira cómo lo hago, hasta donde soy capaz de llegar y disfruta de ver cómo consigo que la vida sea de color rosa. Pinta a mi lado todos los colores del arco iris, me observa, comparte conmigo ideas, discutimos porque nos va la marcha y me besa para que me calle cuando me pongo intensa. "No te vayas nunca, que voy a buscarte a tu casa todos los días", eso me dijo anoche. Y Javi, yo no soy de las que me voy... Soy de las que se quedan con todas las consecuencias. Ambos sabemos qué es una relación, pero si me quedo, voy con todo, no dudes nunca de eso.

¿Miedos? Muchos. Nunca le he engañado, quizás no sepa todo con todo lujo de detalles, pero sabe que hay una relación que me hundió hasta pensar que no saldría viva de ella. Que en ese pozo me perdí, que no supe salir durante mucho tiempo, y que tengo amigos que valen oro y que gracias a ellos volví a la superficie. Que la vida me hizo una WonderWoman demasiado pronto, y que no me queda otra que seguir luchando en cada batalla porque si abandono... Muero. Sabe ciertas pinceladas que son suficientes para conocer donde están mis límites y mi talón de Aquiles. Para saber toda la verdad y toda la historia... Tenemos una vida entera para contárnosla. 

Lo bueno tarda en llegar dicen, que aparece cuando menos te lo esperas, que cuando quieres darte cuenta, le miras y dices... Ya no me voy, y que las ganas de estar con él superan todos los miedos que otros marcaron en tu piel a fuego. Que pensabas que jamás llegaría nadie... Y la vida, tan perra como siempre, te lo deja ahí... ¿Cómo iba a huir de alguien así por mucho miedo que tenga? Si es verle y sonreír. Es imposible. Si sus labios me tienen loca. Si no es tanto su físico como su interior. Si es él y punto. Sí, es él. Él en sí. Fin. Él rompe mis miedos y mis límites, el rompe mis reglas establecidas, él hace que quiera planear más allá de lo que ven mis ojos, más allá de un mañana. Me hace soñar con el futuro que tanto tiempo llevo esperando que poco a poco se está convirtiendo en mi presente.

Él aún no sabe donde se ha metido, y que la mochila que cargo a mi espalda es muy pesada, pero es un kamicace, un masoca con todas las letras, es un cabezón que se lanza a piscinas sin agua, como yo. Es de los que da todo sin esperar nada, es de los que buscan la justicia en todas las guerras sin importar cómo salgamos de ellas. Te dice las cosas que piensa, y si te tiene que decir que eres un gilipollas, te lo dice... Eres un macarra, Javi. Eres mi macarra, mi follonero y mi compañero en esta aventura que solo acaba de empezar. Gracias por remar en la misma dirección, siempre a nuestro favor, al de los dos, por enseñarme que aunque quiera ser siempre Campanilla y no crecer, ser adulto puede ser maravilloso si encuentras con quién serlo, y porque la carga de ser WonderWoman a tu lado, es menos pesada cuando me abrazas y me besas por el pelo.

Patri Izquierdo Díaz



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