miércoles, 30 de septiembre de 2020

“Apareció en mi vida porque nos hacíamos falta. Él necesitaba una sonrisa que pusiera luz a su vida y yo un corazón valiente que se quedara”

 Nos hacíamos falta. Y se vio ese viernes.

Las conexiones no surgen de la nada, surgen de las carencias que tengas y que venga la persona correcta a hacerte sentir completa. A hacerte sentir, porque todos somos seres humanos completos, pero siempre podemos pulirnos, siempre podemos mejorar, y muchas veces las circunstancias externas no nos acompañan.

Creo que Javi tuvo su momento de ir como pollo sin cabeza. Yo tuve el mío. Los dos tenemos una historia que no superaremos, que nos marcó, que hizo que seamos así hoy en día, y que nos hayamos encontrado como si fuéramos la última pieza del puzle que nos faltaba para ser completamente felices. 

Aunque no creemos en el concepto de la felicidad absoluta. Coincido con él en que si la persona te aporta tranquilidad, todo lo que necesitas en tu vida, has dado con ella. Con la que llevas buscando tanto tiempo, y llega cuando menos te lo esperas. Es más, me atrevería a decir, que llega cuando tú estás preparado. Juraría, si jugáramos a crear hipótesis, que si hace un año nos hubiéramos conocido, solo nos habríamos hecho daño o simplemente no nos hubiéramos visto con los mismo ojos que nos vemos ahora.

Con los ojos que en medio de la noche dicen muchas cosas. En mi caso, sentirme en paz. Javi me da la tranquilidad que necesito y la confianza necesaria para que los engranajes de la historia funcione. Nuestras medidas no son como las de los demás. Nuestra historia no se cuenta en horas, en meses o en días, sino en momentos. Y dado a como somos... cada una de nuestras citas tiene una batallita que podremos contar a nuestros nietos. Somos dignos personajes de una novela a los que nunca les sale nada idílicamente, pero que tampoco les importa. 

Que lo importante es estar, al lado del otro, en silencio, comiendo pipas o esperando al señor de la Mutua. Que lo importante, es ver a la otra persona y te salgan tanto planes como besos para darle. Que ese es nuestro secreto. No pensar. Aparecer, estar, sentarse al lado y sentir que la vida toma otros colores. Que haces un buen equipo y que estamos preparados para remar en la dirección que queramos, hasta incluso, dejarnos llevar y ver a hasta dónde llegamos.

Es sentir que todo fluye, tanto que hasta damos miedo a nuestro propio carácter. Damos tanto miedo a nuestros miedos y monstruos del pasado que juntos los asustamos. Que parece que no hay nada imposible si nos cogemos de la mano, y si lo es... No, no lo es. No hay nada imposible porque buscamos las soluciones a lo que haga falta. Porque tenemos muchos planes que queremos cumplir, porque tenemos que empezar a construir nuestra vida, porque sin querer ya empezó el 11 de septiembre... Sin proponerlo, sin planearlo... Yo fui la luz que buscabas y tú fuiste el valiente que vino a quedarse.

Patri Izquierdo Díaz





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