Realmente no era una cita, pero sí mi Pof número 24.
No estoy quedando con nadie nuevo últimamente porque me estoy dedicando exclusivamente a mis amigos esta semana. Y, simplemente, no me apetece. Pero a él se lo debía.
Hace un año que nos conocimos, y le pedí que no perdiera la esperanza en que quizás, algún día, nos conoceríamos. Y así ocurrió ayer en Sambil. Es un chico que se dedica al arte, la música, el juego de las palabras creando canciones, reflexiones, pensamientos, que hacen de él su expresión. Cuando llegué allí, a la zona de los Montaditos, sentí que había quedado con un amigo. No me sentí presionada ante la posibilidad de que quisiera algo más. Además me sentí libre para ser yo, que es una costumbre que no quiero perder nunca más.
Hablamos de todo y olvidamos el móvil y el reloj, tocamos la política, la religión, todos aquellos temas que por educación social, no debemos tocar en un primer encuentro, pero creo que los dos estábamos cómodos para no movernos entre ningún límite.
Le apasiona viajar, meterse en todos los rincones de ese lugar, respirar, probar, poner los cinco sentidos en cada viaje, en cada paseo. Vivir la vida en cada sorbo que le da. En eso nos parecemos. En otras muchas cosas no, se deja llevar por teorías y por el bello color rosa que envuelve su vida. Yo soy más de estar con los pies en la tierra y pintar mi mundo de color marrón, con los colores del arco iris. Pero pintarlo yo, sin pensar en qué tiene guardado para mí el futuro, o si hay un destino escrito o si van a visitarme ángeles trompeteros. Me gusta pensar que las riendas de mi vida, las llevo yo aunque no me considere totalmente libre, como le intenté explicar a él.
Rozamos el tema que más me duele. Mi tema tabú. Comprobó lo rota que estoy tras mi sonrisa y mis bromas. Es muy detallista y analiza cada gesto y cada mirada. Es toda la sensibilidad que yo no tengo, él tiene todas mis carencias y creo que haríamos buen equipo dentro del campo de la amistad, porque... al verme, al hablar conmigo, creo que entendió por qué no funciona con nadie. Y que no es nada personal en absoluto... Además, que él haya pasado antes por mi camino, estoy segura de que su empatía para conmigo, es plena y conoce el punto en el que estoy seguramente mejor que yo.
Fue muy agradable pasar una tarde así, la primera de muchas para discutir si los círculos de atracción existen o si ser Leo me condiciona en mi forma de ser. Ser tú con una persona, no tiene precio, y ese es el regalo que me llevo de ayer.
P.D. Por cierto, él también me ha dedicado unas cuántas palabras. Podéis ver lo maravilloso que es con ellas y con la fotografía en @sonrieylevantate
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