miércoles, 30 de enero de 2019

Bandera blanca

Nunca he escrito sobre ti, porque como dicen todos... Teníamos una relación rara. Sí, en pasado. Las cosas han cambiado de un día para otro, o han ido cambiando y yo no me he enterado.

Recuerdo cuando vi tu nombre en las listas de los nuevos alumnos, venías del colegio donde trabajaba toda mi familia, y lo primero que me dijo mi madre fue... "A ese no te acerques". De eso ya hace mucho... 15 años, exactamente. Éramos unos niños, pero eras un malote, y yo ya apuntaba maneras sobre mis gustos masculinos. Hice caso a mi madre los primeros meses, pero es imposible no hablar contigo porque hablas siempre por los dos, contándome tus batallitas de todos los días. Haces sentir especial a todo el que está a tu lado, y a esa magia me enganché. 

Con los años, volvimos a coincidir en clase, nos llegamos a contar todo. Yo te miraba como si fueras algo así como un dios... Pero lo guardé mucho tiempo en silencio. Éramos amigos, ¿no? En una amistad no entran ciertos sentimientos, así pasó el tiempo... Tú tuviste mil y una chica, cada día salía un nombre nuevo, y yo en silencio, me reía. Yo aún no sabía lo que era estar con nadie, así que no podía dar mi opinión, pero te escuchaba, sin que tú supieras lo que yo sentía. Cuando salimos del colegio, podríamos decir que nos perdimos, pero no. Yo conocí a alguien, pero tú eras tú. Es cierto que pasaste a la lista de amigos, de mis mejores amigos. Eres mi guía, mi llamada de todos los días, mi mensaje de por las mañanas, tardes y noches. ¡Qué relación más rara! ¿Y qué? Nosotros éramos felices así, ¿o no?

Tienes una mala costumbre, que cuando elijes de verdad a una chica desapareces, y ya nada sé de ti, aunque sabes perfectamente que aquí me tienes... siempre, para siempre, siendo tu paracaídas cuando lo necesites. Siendo la eterna amiga y... en eso te has convertido. Quince años se dice pronto. Eres al chico que más quiero en este mundo, sé que si te lo pido, incluso cuando desapareces, te vendrías al fin del mundo conmigo y sin preguntar, porque tenemos algo especial que no se borra ni con la distancia ni con los años. Estamos. Juntos. Siempre. Y con saberlo, no es suficiente. Es una amistad de verdad. 

Hasta aquí es perfecto e envidiable seguramente para el que lo lea. Hay muy pocas relaciones como la nuestra. Pero te has encargado de romperla, de ser como Atila (búscalo en Google), arrasando todo a tu paso. No estás enamorado de mi. Eso lo sabemos, lo sabes, lo sé. No lo estás. Pero siempre has defendido tu puesto en mi vida. Pero debes recordar cual es tu puesto y no confundirte nunca. No creo en el amor, quizás los domingos mientras veo pelis de Marvel sola, quizás a veces cuando veo historias tan bonitas en mis compañeras por ejemplo, pero por regla general no... No tengo suerte, ¡qué te voy a contar! Sé que contigo sería fácil y bonito, porque nadie me quiere más que tú. Como yo a ti, pero no es el amor de las películas, no es el amor de querernos hasta el fin de nuestros días... Y lo sabes. No vamos a conformarnos con lo que hay. Yo no quiero eso. Nunca podría salir bien.

Necesitamos un tiempo. Tú de arreglar lo tuyo y yo de volver a mi vida, a mi caos. Ahora mismo no podemos juntar dos caos tan enormes, saldríamos heridos. El amor no lo puede todo, siempre te lo digo, lo sé por experiencia, y esta es otra más. Tu amor por mí en cierto momento no pudo... Ni el mío, al principio de todo, tampoco. 

Me has dado donde más me duele, me has machacado con una sinceridad aplastante, cuando me estaba levantando. Y se supone que eres mi amigo, pero haces lo de siempre, no te paras a pensar en nada, lo sueltas. Porque necesitas explotar para soltar las cosas. Y así acabamos todos mal, como en una guerra. Saldremos de esta. Siempre lo hacemos, pero esta vez por separado. Esta vez, no habrá carrera de coches como reconciliación, no habrá helados, ni hamburguesas a las 3 de la mañana, tampoco habrá llamadas, ni mensajes, ni baja un momento que te enseño mi moto... Esta vez, tenemos que arreglarnos por separado, para poder estar bien juntos. 

Nos vemos todos los días, eso juega en nuestra contra. Y el cariño que te tengo es inmenso. Contigo no tengo que ser la diva, solo ser yo. Porque ves mi cara y sabes lo que necesito en el momento, y lo mejor de todo, me lo das. Te voy a echar de menos como a nadie. Porque eres parte de mi día a día, porque eres un plasta, que haces de amigo, padre, madre, hermano mayor... Pero jo, has atacado donde más duele por celos absurdos, porque jamás nadie te va a quitar tu sitio en mi vida, porque quien venga, sabrá de ti. Sabrá que eres la mejor persona que he conocido nunca, y a pesar de todo, estoy orgullosa de que aparecieras en mi vida, de iluminarme con ese encanto que sólo tienes tú y de cuidarme siempre.

Después de hablar contigo, quiero decirte que jamás te compares con nadie, porque no tienes comparación. Tú eres tú, y siempre lo serás, te lo repetiré las veces que haga falta, pero nuestros caminos no están destinados a enredarse. Tú tienes tu vida, y yo tengo la mía, te quiero a mi lado, en la misma dirección, en paralelo, pero no mezclados. Si tengo que elegir, quiero tu amistad, no quiero cambiarte por nada más, no quiero cambiarnos. Ojalá no hubieras explotado de la forma que lo hiciste, ojalá no me hubieras echado en cara todo lo que has hecho por mí, porque eso sale... y se llama amistad. Ojalá nada de esto hubiera ocurrido. Y no necesito tu perdón. No tengo nada que perdonarte, porque eso también es amistad. Aceptar los errores y superarlos, aunque sea por separado.

Te seguiré viendo. No nos queda otra. Me seguirás teniendo porque te quiero. Porque movería una ciudad entera si me lo pides. Pero hasta que no solucionemos nuestros mundos... No podemos acercarnos, sino explotaremos. Daremos gracias que la explosión solo fue de un 50% de nosotros. Pero, ¿te imaginas de los dos? No sobreviviríamos para contarlo y no quiero perderte.

Nos volveremos a encontrar, de eso estoy segura, siempre hemos sabido volver a nosotros, no es la primera vez, hay algo que nos unió en el cole, y a lo que aún estamos atados. Solucionemos nuestras batallas, nos vemos al final de la guerra. Yo soy la de la bandera blanca. Por cierto, no me cansaré de decírtelo nunca... Te quiero.

Patricia Izquierdo Díaz


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.