lunes, 21 de enero de 2019

Personas que suman... y nunca restan

21 de enero de 2019

No. No es un diario. Es volver al pasado, a tener 15 años, a estar nerviosa, a esperar que den las cinco y media y salir del colegio. Es que alguien te vuelva a esperar (puntual). Es volver a tener ilusión, que las piernas te tiemblen y dejarte llevar sólo por lo que sientes. Eres capaz de anular tu mente, la razón. Te hace anular tus miedos. Creo que ya lo comenté en el anterior texto. Alguien que luche contra esos miedos y no se de por vencido. 

Al comienzo, he puesto una fecha. Porque es un día importante. "Mi primera vez" (no seáis mal pensados, no es eso). La primera vez que he subido en moto, y pensaréis... ¿qué tiene de importante? Bien. He tenido siempre motos cerca, he tenido miles de oportunidades y siempre me han dado pánico. Jamás. Nunca, subiría en una de ellas, bajo ningún concepto. Con nadie. Pero... Ya os digo que en estas últimas semanas he conocido a alguien que pone todo patas arriba, y que es muy pesado, también tengo que decirlo... No se da por vencido nunca, y eso me gusta. Deja claro qué tipo de persona es. Algo tiene también, que hace que yo le permita que ponga mi mundo patas arriba... Pero sigamos con la historia.

¿Tres metros sobre el cielo? No, por supuesto que no, ni él es Mario Casas ni yo María Valverde. Y como todo en mi vida, no es romántico, ya me encargo yo sola de estropearlo todo. Ha sido una escena de comedia total. No sabía cómo montar en la moto, por no saber, no sabía ni como funcionaba el casco. Pero no lo he pensado, me he montado tras una pequeña escenita que es posible que alguno de mis alumnos me recuerden mañana. Va, la profe es fuerte y valiente, y el mundo es fácil y llevadero... Lo que él nunca sabrá es que me temblaban hasta las uñas de los pies. El corazón se me salía por la boca, pero yo no muestro mis sentimientos, apenas le miraba porque no puedo mentir, no sé. Además, de que me moría de vergüenza.

Tenía miedo de que la moto no arrancara por mi peso, o no saber, o que me perdiera en alguna curva. Suena un poco patético, sobre todo si vosotros montáis en moto, pero para mí ya os digo que es toda una novedad. La verdad es que ha sido increíble. Que me lo he pasado muy bien, que volvería a repetir, sólo con él, claro está. Aquí no estamos para perder la cabeza. 

Cada vez que quedamos, es algo nuevo, no sé si para él será igual, quizás yo no lo muestro tanto, pero... es para escribir un libro, soy un auténtico desastre, pero... soy feliz.  Y es algo que no había sentido en mucho tiempo, y lo digo en un día en el que han pasado muchas cosas, pero al estar con él, en una moto (aún no me lo creo, lo tendré que repetir varias veces en voz alta), hace que se te olvide el resto. Supongo que es la consecuencia o el resultado, de estar con alguien con el que no tienes ninguna expectativa, que no esperas nada y por tanto, todo te sorprende, y os digo una cosa... Es maravilloso ese sentimiento. Porque, creo que hablo por los dos, si digo que ninguno se propone nada con el otro, sólo sale... Y eso hace abrir ventanas, muy lentamente, pero las abre y estamos en invierno. 

Es una persona que suma y nunca resta. Creo que he dado con la definición correcta.

No os quedéis en el detalle de la moto. Quedaros con que la vida hay que vivirla, como si fueras a morir mañana, que no nos podemos pasar el tiempo lamiéndonos las heridas que otros hicieron, porque no nos lo merecemos. Nos merecemos vivir, ser felices con las pequeñas cosas que el día a día nos va dejando, sin planear... dejando que ocurra. Buscamos la gran felicidad, y no se nos ocurre que la felicidad, puede estar en un café, en un paseo en moto o viendo una película romántica (o de Marvel). Cada día aprendo más cosas sobre la mente humana, sobre lo que nos perdemos reviviendo el pasado, nos olvidamos del presente, y por supuesto no miramos de cara al futuro... por si nos vuelven a dañar. 

Como ya dije, esta vez me quedo a que me descoloque, a que me enseñe su mundo, sus gustos, su historia, todo... porque crezco, porque aprendo, porque creo momentos, porque escribo mi historia.

Patricia Izquierdo Díaz


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