martes, 22 de enero de 2019

Esa sonrisa, te queda genial

Lo mejor que nos puede pasar en un época en que todo sale mal, es tocar fondo. Sí, no penséis que estoy loca. No, no he perdido la cabeza. 

Cuando ya tocas fondo, cuando nada ni nadie te hace levantarte de ese sótano en el que te has metido o en que te han metido y abandonado a tu suerte, solo hay una salida, y es hacia arriba. Necesitas un impulso, quizás el mayor impulso de tu vida, pero sólo hay un camino. Sé lo que se siente, que te han roto el alma, que te han destruido por dentro, que te han hecho trizas, que han devastado tu mundo y lo han dejado así... Que duele, pero no metafóricamente, que duele de verdad, que lo sientes en el pecho, en la cabeza, en las piernas... Que hay días que no te levantarías y piensas, que si te atropella un coche, es lo mejor que te podría pasar. 

Lo primero que necesitas, no es a alguien que tire de ti hacia la superficie. El dolor y el sufrimiento es tan grande que no quieres, no quieres ni levantarte, porque duele, porque cualquier movimiento te ahoga. Ya os digo, sé de lo que hablo. Pero es que a veces necesitamos que ese alguien, en vez de tirar de nosotros, se tumbe a nuestro lado, sea paciente y mire la superficie desde ese punto en el que tú estás, que te escuche llorar (llorar es bueno) que te escuche suspirar porque el aire no entra bien en los pulmones, que se mantenga en silencio, a la espera, pacientemente... Que ni siquiera te susurre que de esto saldrás, porque eso lo sabes tú aunque ahora mismo no lo veas. Sabes que de otras has salido, y saber que eres fuerte... y repito, aunque ahora no lo veas. También sabes que nadie se muere por nadie. Y que el otro seguramente estará tan feliz haciendo su vida, mientras tú estás ahí tirado descubriendo que hay más plantas en el sótano de tu tristeza. Pero solo hay una salida...

Hay un mundo que te espera, tienes una familia, tienes unos amigos, tienes miles de cosas a las que agarrarte, en las que apoyarte, y algunas de las que no eres consciente y te sorprendes... Y, ¿sabes qué? Llega un día, en que piensas que eres un afortunado, porque en medio del caos, en medio de la tristeza, en medio de tus ruinas, ves la luz... Y te gusta la sensación del sol en la cara, ves que la vida empieza a merecer la pena. Y que es hora de cambiar ciertas cosas, y que es hora de lanzarse a la piscina, porque hemos quedado que ya no puedes caer más bajo, que todo lo que hagas, son peldaños hacia la superficie, son escalones directos a la felicidad, a la que se encuentra en las pequeñas cosas... Y esa sensación, no tiene nombre, pero si una expresión... No te has dado cuenta, pero esa sonrisa te queda genial.

Patricia Izquierdo Díaz


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.