domingo, 20 de enero de 2019

Toda una vida

Cuando eras más pequeña, soñabas y te ilusionabas con el amor. Todo fue más rápido de lo que parecía, no eras consciente. Tuviste un amor que conseguía que no tuvieras ganas de mirar a nadie más. Y eso que destacabas. Aunque jamás lo vas a reconocer.

Y sin casi avisar todo dio un vuelco. Y te deslizaste en unos brazos que te llevaron a sensaciones que jamás hubieras pensado tener. Te dejaste llevar por la nube que le invadía. Al final fue una decepción todavía más grande. Pero no te arrepientes de nada, y te dejó lo más especial de tu vida.

Cierras los ojos y, joder, cómo ha pasado el tiempo, casi sin avisar, como si adelantaran mil relojes a la vez. En el reflejo del espejo, sigue la misma sonrisa de niña, acompañada de madurez. Esa que desea que la ilusión vuelva a la carga. Volver a temblar con besos en la nuca, con alguien que sepa escuchar, que te dé ganas de mirarle hasta que se haga de día. Alguien que llene la cama con algo más que sexo.

Y vivir sin miedo de soplar una vela más, en la tarta de chocolate, que ya tiene demasiadas velas.

Defreds


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