Me desarmas.
Mejor, no quiero pistolas.
Amarte a quemarropa, sí.
No estás cada momento,
pero sí cada vez que es necesario.
Apareces para sorprender.
Para dejarme sin dudas.
Y sigo sin armas, no las necesito.
Las que tengo salen de dentro.
Del lado izquierdo.
Tienes el récord del mundo,
en minutos,
acordándome de ti.
Defreds
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