Como diría Beret ahora soy consciente que hay caminos que acaban en otros y hay personas que acaban en otras, porque si.. ¿pero es cosa del destino o es solo una casualidad?
La verdad es que nunca me lo había planteado mas allá de la típica frase que todos decimos "estamos destinado" o "que puta casualidad tío.." Hasta que no hace mucho, una persona, que se había colado en mi vida me dijo que no creía en el destino pero volvernos a encontrar era demasiada casualidad.
Pongámonos en situación... cuatro años sin saber el uno del otro. Ni coincidir por la calle. Ni ver una foto en el instagram. Ni si quiera te sale su nombre en sugerencias del facebook. Nada. Es cierto que nunca tuvimos una relación estrecha simplemente era la novia de su amigo que encima vivía lejos. Sin mas. Pero no se como ni porque, un día me llega un mensaje directo de un chico que no le tengo como amigo para preguntarme el nombre de mi pueblo. Nada mas ver su foto sabia quien era. Fue un sorpresa. Me aleje de todo lo que rodeaba a mi ex. Y deje atrás muchas cosas que quizás, no tenían que pagarlo. Hablamos y hablamos...nos pusimos al día. El tampoco se hablaba con esa persona. Su vida también había cambiado. Había crecido. Y nos prometimos eso que siempre se promete pero que nunca se cumple.. "a ver si nos vemos y tomamos algo". Desde entonces me escribía de vez en cuando, pero aun estando en el mismo sitio, jamas nos vimos.
Cuando volví a la rutina. Se acabaron las fiestas. Los mensajes de borrachera dejaron de llegar. Un día sin mas, le escribo para ver que tal le va. Reconozco que estaba aburrida y tire de lista. Le pregunte que tal su verano y sin quererlo me entero que en un mes, viene a trabajar al colegio de mi infancia. ¿Hola? No hay colegios allí que tienes que venir aquí? Y ya no solo venir aquí, es que vienes a mi colegio. Ese que esta justo detrás de mi casa. Por donde paso todos los días.
Inevitablemente empezamos a compartir muchas cosas, como el bar donde el almorzaba y yo meriendo con mis amigas. El chino, donde me compro las medias cuando voy a salir de fiesta y se me han roto y el los pantalones de trabajas que se le han rajado al subir al andamio. Las cervezas de los viernes después de salir de trabajar. Y el café antes de que me vaya a clase.
Estar cerca nos unió. Empezamos a vernos. A hablar a diario. A formar parte del día a día del otro. Nos permitimos conocernos un poco mas.
Creo que sabia que no teníamos mucho tiempo. Y daba igual si habíamos coincidido por casualidad o por el destino. Pero teníamos que aprovechar el tiempo. Así que decidió besarme. Decidió que viéramos las estrellas. Que fuéramos de compras. Que cenáramos juntos. Decidió darme la mano y hacerme sonreír.
Fue corto pero bonito. E intenso. Muy intenso, porque el lo es. Es de esos chicos que te agarran la nuca y te besas hasta quedarse sin aire. De los que te agarran la mano y esquiva a la gente aunque no sepa donde vamos. Es de esos chicos que se ríen de todo y hacen que te rías tu también aunque no entiendas de que esta hablando. Es de esos que todo lo vive como si mañana no fuera a estar... porque sabíamos que iba a llegar el día en que ya no iba a estar...
No se si fue el destino el que decidió ponerle en mi camino otra vez para demostrarme una vez mas que por muy cerrada que este hay besos por los que merece la pena descarrilar tu vida. O no se, si fueron una serie de casualidades que nos llevo a ser un desastre mas en nuestro currículum. Pero lo cierto es, que ha sido un placer compartir con el esta casualidad del destino.
Belén Triguero Guijarro
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